El final del proyecto llegó…

El gran problema de los proyectos de investigación o proyectos piloto de mejora es… que se acaban. En muchos, los resultados no son los esperados y lógicamente, la fecha final marca el punto de inicio del olvido. Además, es habitual que los estudios con resultados negativos no se publiquen, o si se publican, no suele haber nota de prensa anunciando los resultados. Pero, ¿y si los resultados son positivos? ¿Hay alguien que tome el relevo y se ponga manos a la obra para implantarlo con más centros o más pacientes? 

En ocasiones (afortunadamente), sí ocurre. Pero en otros muchos casos, los proyectos piloto mueren de éxito, y después de la gira triunfal por congresos, revistas, entrevista con foto en algún periódico conocido y charlas en jornadas, acaban siendo “best practices” que curiosamente nunca siguieron adelante. Todos tenemos alguno en mente, ¿verdad? Hay mil motivos para que esto ocurra: 
– El proyecto es bueno pero no encaja en la estrategia del servicio de salud.
– Al gerente (o jefe, o quien sea) no le gusta. O incluso puede haber un caso de “medallitis”.
– No hay dinero
– No hay dinero ni recursos
– Ya que es tu proyecto, además de tu trabajo habitual, ponlo tu en marcha.
– Se ha acabado el FIS (o la ayuda que sea), así que se acaba el proyecto.
– No hay dinero.
– Te dicen que sí pero la burocracia, las reuniones, los powerpoint a los jefazos y la falta de tiempo acaban inundando de lodo el proyecto. Y se eterniza. Y se para.
– Es muy buena idea pero queda un año hasta elecciones, así que mejor esperar.
– El proyecto es mío, así que nada de ponerlo en marcha.
– ¿Quien será el jefe del proyecto?

Pero además, hay algo que todo el mundo olvida: los pacientes. Cientos de pacientes monitorizados a diario, que ven como sus indicadores de salud mejoran (en mayor o menor medida) y que a los seis meses vuelven al estado inicial. Esta pregunta se hacen en la web Mobihealthnews tras leer un artículo publicado en JMIR sobre la monitorización a distancia a pacientes con insuficiencia cardiaca. Los resultados en cuanto a mortalidad y hospitalización mejoraban, pero a los 120 días (cuando el proyecto finalizó), los datos de hospitalización volvieron al punto de partida. ¿Estamos jugando con los pacientes? ¿Poniendo un caramelo que después quitamos?

Hay que evaluarlo todo, y ponerlo en marcha después de un análisis riguroso y un estudio de coste-efectividad adecuado. Y si hay algún motivo para no ponerlo en marcha, se dice, se revisa, se mejora, o se aparca, siempre con motivos objetivos. Pero si algo funciona, mejora los procesos o la calidad de vida del paciente, es eficiente, y sin embargo se queda en el cajón… ¿por qué miramos hacia otro lado?

4 comentarios

  1. Es muy bonito lo que planteas pero al final la burocracia está por encima de la calidad de tu trabajo. Qué estrategia le plantearías a tu centro para la valoración de los proyectos de investigación,incluyendo cada uno de los puestos jerarquicos.

  2. Hace ya casi 20 años que publicamos en el New England una carta al director justo sobre la cuestión de qué pasa con los pacientes al terminar los ensayos clínicos.
    Los participantes en los ensayos clínicos no son de usar y tirar. ¿Qué les sucede al terminar el ensayo?
    Participants in clinical trials of improved care should not be considered disposable. What happen to them at the end?
    http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJM199603073341015
    En fin.
    Es una cuestión importante, no cabe duda.
    Un saludo
    Juan Gérvas

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