Los eventos y congresos online: ¿truco o trato?

Cuando un tema te interesa y compruebas que, en pocos días, has encontrado varios artículos muy interesantes que hablan precisamente de ese tema, no queda otra que reflexionar, recopilar y compartir. Al final, para eso sirve un blog, ¿no?

El tema de la formación online y de los congresos virtuales lleva unos meses (concretamente siete) en boca de todos. Congresos que se han tenido que transformar y pasar de presenciales a online, jornadas, cursos y mesas redondas que han sufrido también esa transformación y finalmente webinars que han surgido de repente, generados por la necesidad de compartir experiencias y por la sencillez y las herramientas utilizadas. Pero, ¿es todo igual o el cambio se nota?

1. Hablar y compartir (el llamado networking).
El primer elemento complejo de los eventos virtuales es el networking. Asistir a una jornada o congreso presencial permitía encontrarse con otros profesionales, compartir ideas o puntos de vista, hablar, etc. Siempre hemos dicho que lo mejor de esos encuentros son los pasillos y los espacios de café. Pero, ahora todo es más difícil.

Si el evento es un simple Zoom o herramienta similar, la posibilidad de interactuar es muy difícil, y además el chat no es precisamente un canal que potencie la comunicación informal con desconocidos en esos entornos. Ha llovido mucho desde la época en la que los foros y los chats como IRC eran los espacios por excelencia de conversación informal, pero en la actualidad, y más aún en un entorno tan serio, formal y rigido como un evento online, es muy difícil lanzarse a hablar con desconocidos.

Algunos congresos han incorporado plataformas más potentes (y caras) que incluyen avatares 3D, espacios tipo café para “movernos” con nuestro avatar y abordar a cualquier avatar que esté por allí. Pero el contacto visual, el “tú hablaste el año pasado” y similar, se diluye un poco, y además algunas herramientas tipo avatar (como Second Life) tampoco triunfaron en el pasado. Algunos eventos online incluyen alternativas muy interesantes, como por ejemplo la TarugoConf que ha creado dos espacios: el tarugobreaker y el espacio de networking.

El tarugobreaker sirve para romper el hielo y se basa en la herramienta Icebreaker Video. Durante un espacio concreto de tiempo (por ejemplo media hora), esta herramienta te empareja al azar durante 5 minutos con otra persona para presentaros, conoceros y encontrar puntos en común (reecuerda un poco a Chatroulette). Divertido y una alternativa interesante para congresos masivos.

En cuanto al networking, van a utilizar la plataforma Brella. Se trata de una especie de Linkedin asociado al proceso de registro en la conferencia, y en el que indicas tus intereses, tus áreas de conocimiento, etc. y permites que otras personas puedan pedirte reuniones virtuales. Para ello hay que indicar las franjas horarias en las que estarás online para que te pidan una reunión.

2. La multitarea.
En la Bonilista lo cuentan muy bien:

Seamos sinceros, 45 minutos de charla online con el plano fijo de un esforzado ponente en su dormitorio es un LADRILLO infumable, pero ¿cambiará algo que las hagamos más dinámicas, reduciendo su duración a 20 minutos, grabándolas en un estudio de televisión con 5 cámaras, un pantallote LED de 40m2, sketchnoting en directo y tweets en pantalla cuando competimos con el último capítulo de The Mandalorian o el enésimo “derby del siglo”?

Leído en La Bonilista.

O hacemos algo diferente o la gente va a desconectar. Competimos contra youtube o netflix, pero también contra el día a día, el teletrabajo, la familia, los niños, etc. ¿Se pide alguien un día libre para asistir a un congreso virtual? Los encuentros presenciales tienen al público “cautivo” en un espacio cerrado y es más fácil captar su interés, pero lo online lo complica todo. Por eso es esencial que las grabaciones estén disponibles para el futuro (incluso en abierto cuando pase un tiempo prudencial).

3. El contenido.
Lo dice mucha gente: lo que mejor funciona en el encuentro online es el contenido. Pero tal y como dice Ben Evans, los encuentros online son un pack que incluye más cosas (networking, ocio, etc), y solo estamos ofreciendo el contenido. Este autor habla de un concepto muy interesante, la llamada red de pasillos: “some conferences are built around creating a network in the hallways. If you take them online, there are no hallways“.

El famoso Nassim Nicholas Taleb es todavía más directo (y polémico) en este tuit:

Pese a todo esto, y dado que el contenido es la base de un evento (o la excusa), su ejecución no puede fallar. Nacho Vallejo ofrece algunas recomendaciones en esta entrada para conseguir eventos y contenidos interesantes y nada aburridos. Hay mil recursos más para conseguir cursos y jornadas online de calidad, incluso en Conectando Puntos hemos dedicado un episodio a este tema. Otra idea interesante es saber empaquetar los contenidos del encuentro, por ejemplo las famosas comunicaciones orales y posters, como ya comentamos en su momento (la idea era crear un gran repositorio de comunicaciones a congresos, indexada y abierta, para conseguir una mejor difusión del conocimiento).

4. Todo lo demás.
Hay mucho más alrededor de un evento online, pero daría para un libro o una serie de netflix. Patrocinios de empresas, el futuro de las sociedades científicas que viven de estos patrocinios (a ver cuando llega la transparencia real y sabemos cuanto se paga por un espacio en un congreso de los grandes), el cambio en las costumbres (al final un congreso es como una tradición muy arraigada) y mucho más. Esto da para reflexionar y pensar mucho.

¿Se puede hacer un evento online interesante y atractivo? Seguro que sí, pero hay que pensar claramente en el objetivo del evento y en todas las actividades que se van a ofrecer. No todo lo presencial se puede llevar a lo virtual, pero hay mil herramientas y opciones (como icebreaker y otras tantas) que nos pueden ayudar a generar nuevos entornos.

Y para acabar, llega el momento de la confesión: muchas de las ideas que se comentan en este post están inspiradas en el último envío de la recomendable newsletter “La Bonilista“. El plagio de ideas es bueno (se llama aprendizaje), el de textos no tanto.

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