El tema del crowfunding en salud es una práctica muy extendida en países como Estados Unidos, con un modelo sanitario en el que la sanidad no es pública, ni universal ni (prácticamente) gratuita. Cuando hablamos de crowfunding nos referimos a peticiones para recaudar fondos económicos a través de herramientas online para proyectos privados de tipo altruista. En el ámbito sanitario, suelen ser iniciativas de recaudación de fondos para financiar gastos sanitarios que puede promover cualquier persona a través de webs como GoFundMe, Verkami o Goteo. Pero, ¿qué pasa en otros países con un sistema sanitario basado en el modelo Beveridge como Inglaterra o España? ¿Se lanzan campañas para solicitar dinero y así paliar el gasto de la enfermedad?
En la revista Journal of Health Services Research and Police han publicado un artículo titulado “Is the rise of crowdfunding for medical expenses in the UK symptomatic of systemic gaps in health and social care?” sobre este tema. Se trata de un análisis de más de 400 campañas de crowfunding sanitario que se lanzaron en la web GoFundMe UK.
El 80% de las campañas analizadas tenía como objetivo recaudar un importe inferior a 50.000 libras. En cuanto al resultado, un 33% de las campañas alcanzó (o superó) el objetivo de recaudación.
Respecto al objeto de las campañas (para qué se pide el dinero), en esta gráfica se puede comprobar que el 34% de las campañas era para un tratamiento médico en el extranjero. Llama la atención que un 12% tenía como objetivo las terapias alternativas y un 19% el tratamiento en un centro privado del mismo país. La mayoría de las peticiones para tratamientos en otros países se basaban en la urgencia del tratamiento y en la existencia de listas de espera en el sistema público (NHS).
El 23% de campañas buscaban ayudar con el coste económico que supone la enfermedad, como la pérdida de ingresos, los gastos de viajes, etc. De las 92 campañas centradas en este objeto, en un 34% se trataba de padres con niños enfermos.
Finalmente, la mitad de las campañas estaban relacionadas con personas que padecían algún tipo de cáncer. Un tercio de estas se centraban en personas que estaban en una fase avanzada de la enfermedad y buscaban tratamientos innovadores en otros países o en centros privados que no se ofrecen en el ámbito del NHS.
Hay varios aspectos llamativos en este artículo que merece la pena destacar:
– El porcentaje de campañas (23%) destinado a conseguir una ayuda económica pone de manifiesto el problema social que se origina cuando una enfermedad grave llega a una familia. ¿Existen programas de ayudas dirigidos a estas familias?
– Las peticiones de dinero para tratamientos no evaluados o de terapias sin evidencia son muy complejas de revisar. Por un lado, la búsqueda desesperada de tratamiento (medicamentos, cirugías muy específicas, etc) en familias vulnerables. Por otro, la aparición de opiniones favorables sobre tratamientos sin evidencia en foros o medios online que pueden confundir al paciente.
– Es evidente que los contenidos de estas campañas y los comentarios pueden servir para ofrecer una imagen de la realidad sanitaria y social de un país.
– La cuestión es si somos capaces de conseguir que la evidencia vaya de la mano de la solidaridad.