Datos, datos, datos y más datos. Todo lo hemos transformado en datos: historia clínica electrónica, cuadros de mando, información económica, indicadores y mucho más. Hemos creado infinitas fichas, tablas de seguimiento, objetivos, hojas excel y listados. Pero com ya hemos comentado en ocasiones, a veces nos falta el impulso final: pasar de los datos a la acción.
Hace unos años, la revista BMJ ya lo decía claramente: “Collecting data on patient experience is not enough: they must be used to improve care“. Si unimos las diversas fuentes de datos (/puede haber miles en cada servicio de salud, o quizás más), su bajo nivel de interoperabilidad y coordinación y la falta de una estrategia explícita de datos e información, se puede entender que en nuestro modelo sanitario sea difícil tomar decisiones de mejora basadas en datos a cualquier nivel, de forma ágil y segura (es decir, con datos fiables).
En 2019, Nuffield Trust publicó un breve informe titulado “What can the NHS learn from learning
health systems?” centrado en el concepto de “sistemas que aprenden”. La idea clave radica en la importancia de transformar los datos de actividad en conocimiento y posteriormente este conocimiento transformarlo en decisiones que mejoren los procesos asistenciales. Un concepto sencillo pero muy potente. Los autores lo resumen en este sencillo esquema:
A este gráfico le podríamos añadir algunos elementos adicionales, como los relacionados con la calidad de la información (no olvides el famoso método GIGO: si metes basura, obtienes basura) o la necesidad de promover la escucha y la participación de todos los agentes a la hora de generar las propuestas de mejora (pacientes, profesionales, etc). Parece fácil pero a veces la propia cultura de las organizaciones no permite que este diagrama tan sencillo funcione.
Y ahora la duda final: ¿funciona este diagrama en tu organización? ¿Cual crees que es el principal problema?