La historia clínica electrónica ha creado un entorno complejo para el profesional sanitario, ya que la unión entre una adecuada atención al paciente y el exhaustivo registro de toda la información que se genera durante el encuentro presencial es muy difícil. Por eso, en Estados Unidos ha surgido la figura del “escriba médico” (medical scribe): un experto en terminología médica (no existe ninguna titulación oficial) que acompaña al médico y toma nota de todos los elementos esenciales del encuentro con el paciente, tanto en la consulta como en urgencias o en la planta de hospitalización. Dicha información la vuelca directamente en la historia clínica electrónica y posteriormente la valida el profesional.
En 2010 ya se creó el colegio oficial de escribas médicos en Estados Unidos, que ofrece cursos y certificados para trabajar en este campo. Lo habitual es que las empresas especializadas contraten estudiantes de ciencias de la salud, dado que son personas con conocimientos en la materia y sus registros son de alta calidad. Para entender el trabajo que realizan, os recomendamos leer este reportaje que cuenta el día de un escriba en urgencias.
Respecto a la evidencia, hay varios artículos publicados que avalan su papel en el entorno sanitario. En esta revisión del año 2015, concluyen que la función del escriba médico mejora la satisfacción del profesional, la productividad así como la interacción entre el profesional y el paciente. En este reciente ensayo (publicado en 2017) se recogieron datos sobre el papel del escriba durante un año, para ello los médicos trabajaban una semana asistidos por un escriba, y la siguiente semana sin escriba, y así durante todo el periodo. Es muy llamativo que el hecho de trabajar con el escriba mejore notablemente la satisfacción del profesional pero no tenga ningún efecto en la satisfacción del paciente. No obstante, ya hay artículos en los años setenta y ochenta sobre estos profesionales.
La mayoría de los escribas trabajan para empresas especializadas que posteriormente son contratadas por hospitales o por centros de atención primaria. Algunas de las más conocidas son Scribe America, ScribeTribe o PhysAssist Scribes. La importancia que se ha dado al adecuado registro en Estados Unidos (también a través de incentivos financieros) ha provocado el auge de este tipo de empresas y también la creciente incorporación de escribas a muchos centros sanitarios, como cuentan en este artículo breve publicado en JAMA. Por ahora se trata de un puesto de trabajo sin regulación, aunque se espera que en breve organismos como CMS o Joint Commission publiquen sus normas dado que el escriba tiene un papel muy importante en la información que se genera y se registra en la historia clínica electrónica.
Como es lógico, la incorporación de los escribas genera un mayor gasto sanitario y obliga a reestructurar los equipos sanitarios. Su principal beneficio es la agilidad en el registro de la información (el escriba está al lado del profesional), lo que permite que el profesional se centre exclusivamente en el paciente. No obstante, la consulta de dos pasa a ser de tres, con el posible impacto en la relación entre el profesional y el paciente. La figura del escriba permite reducir al mínimo la carga burocrática para los profesionales (cada vez mayor), lo que se asocia a la mejora de la satisfacción para el profesional.
La tecnología también quiere ayudar a esta función y Google ya ha lanzado algunas ideas para el uso de los sistemas de reconocimiento de voz en el ámbito asistencial, como muestra esta entrada de su blog Google Research. Hace unos días se publicó el artículo “Speech recognition for medical conversations” sobre el uso de sistemas de reconocimiento automático de voz en ámbitos médicos, con tasas de error en la transcripción de un 20% aproximadamente (en conversaciones técnicas con un total de 14.000 horas de conversación). De hecho en algunos servicios asistenciales ya se utiliza el reconocimiento de voz para la redacción de informes.
¿Es el camino a seguir para reducir la carga burocrática en los profesionales sanitarios? ¿Debemos confiar en la tecnología para realizar esta función? ¿Llegará a España esta figura profesional? ¿Será una nueva tarea para los técnicos de documentación y administración sanitarias? El fin de la burocracia tiene un precio… y un beneficio.
Nota: la foto del post es de Kayana Szymczak para Stat y aparece en este artículo.
Conozco a muchos que serían felices con un escriba en sus vidas 😉
Antes grababan informes en los dictáfonos, los administrativos los transcribían y los médicos los revisaban. No es tan diferente y sospecho que la calidad de los registros era mayor. ¿Se ha analizado?