¿Hay alguna diferencia entre las consultas virtuales y las presenciales? Además de las mejoras que todo el mundo conoce (mejor experiencia del paciente, eficiencia, etc), poco a poco se van publicando nuevos estudios que ponen de manifiesto algunas áreas de mejora asociadas a la telemedicina y las consultas virtuales.
Un ejemplo muy reciente es el artículo “Antibiotic prescribing during pediatric direct-to-consumer telemedicine visits“, publicado en la revista Pediatrics en 2019. Su objetivo era muy sencillo: comparar la calidad de la prescripción antibiótica en las consultas a niños con infección respiratoria tanto en consultas virtuales, como en urgencias y en atención primaria. Para ello se analizaron 4604 consultas virtuales, 38408 consultas en urgencias y 485201 consultas de atención primaria.
Los resultados son muy llamativos: la prescripción de antibióticos fue más elevada en las consultas virtuales (52% del total de las consultas) frente al 42% en urgencias y el 31% en atención primaria. Además, las consultas virtuales se apartaron en mayor medida de las recomendaciones de las guías y protocolos. El principal motivo de diferencia con las guías fue el uso de antibióticos para infecciones virales (que no requieren antibióticos). En estos casos, en las consultas virtuales no se prescribió un antibiótico (actuación correcta) en el 54% de los casos frente al 66% en urgencias y el 80% en atención primaria.
Los autores señalan en las conclusiones que el principal problema detectado en las consultas virtuales (telemedicina) se deben a los problemas para el examen completo del paciente y a las dificultades para la comunicación con el paciente y sus acompañantes. Las mejoras en el uso de dispositivos a distancia de medición y examen son un elemento claro para reducir la brecha en la calidad y efectividad de este tipo de consultas.
Las mejoras en la tecnología y la adaptación de profesionales y pacientes a estos nuevos entornos de trabajo y consulta seguramente mejorarán los indicadores de calidad. Por otra parte, el tipo de consulta virtual existente en Estados Unidos (de tipo comercial, abierto a cualquier paciente) no es precisamente el óptimo para garantizar algunas características esenciales como la continuidad de la asistencia. Aún así, los datos dan mucho que pensar.
Interesante Miguel Angel.
Como pediatra que uso telemedicina creo que el estudio, como admiten los propios autores, tiene bastantes limitaciones.
Yo uso dos vías de telemedicina: Uno es videoconsulta, y otro de consulta asíncrona con historia compartida con el usuario en la nube.
En el estudio valoran un conjunto de teleconsultas que al parecer, la mayoría se realizan en plataformas dónde la consulta la atiende el profesional "de turno". Es decir, no se hace con el pediatra o el médico habitual del niño.
Y por otro lado, en muchos de esos procesos (infecciones respiratorias, fiebre,..) se debe tener claro que la exploración física es importante. No deberían ser consultas aptas en principio para consulta (salvo que mejoren mucho los dispositivos de exploración a distancia).
La combinación de ambos (médico que no conoce a ese niño + falta de buena exploración), en un entorno tan propenso a las demandas como EEUU, puede llevar a una mayor prescripción "defensiva".