Otra vuelta de tuerca más en el famoso caso de las prótesis de Reus y la empresa Traiber. En junio de 2015 ya publicamos una entrada acerca de la poca transparencia que hay en el sector del producto sanitario, el problema que implica que no haya un registro único con toda la información sobre cada producto autorizado en la UE y las deficiencias de actual sistema de autorización y vigilancia.
Ahora, el periódico El País, ha publicado un nuevo reportaje sobre la empresa y además ha difundido diversos documentos sobre los pagos a médicos especialistas (traumatólogos y neurocirujanos) por usar los productos de la empresa. Os recomendamos leer la noticia y el pdf con los documentos en cuestión.
De todo lo que aparece en los documentos, hay una parte que nos ha llamado poderosamente la atención. Más allá del pago por usar un producto concreto (ilegal y totalmente contrario a la ética), está el pago por “tapar la boca” ante el fallo de un producto. Y así, varios traumatólogos disfrutaron de un congreso en Egipto para no decir nada ante el fallo de un cotilo (una de las partes de la prótesis de cadera, que va unida a la pelvis).
Hablamos del año 2008, pero ¿siguen vigentes alguna de estas prácticas? ¿Cuando se pondrá en marcha el registro de prótesis a nivel estatal? ¿Tendremos por fin una base de datos de productos sanitarios a nivel comunitario con toda la información, sus informes, etc? ¿Qué opinan las sociedades científicas de todo esto? ¿Y Fenin porque no suelta palabra? Demasiadas preguntas en el mar de la sanidad…
Un tema complicado, pero en la parte sencilla y cercana ¿se comunican todos los efectos adversos? Es evidente que no y reflexionar por qué no y en qué casos es gratis.