Ya hemos superado la fase de “moda” y ahora es casi una obligación: todas las organizaciones tienen una app, todo queremos transformarlo en una app, las apps son la solución a todos los problemas del sistema sanitario, si no creas una app no eres nadie… Pero volvemos a fallar en lo de siempre: ¿y la evaluación? ¿quien las revisa? ¿son fiables? ¿son seguras? ¿hacen lo que dicen? ¿están basadas en la evidencia? ¿qué ocurre con los datos?
Las dudas que se plantearon en 2012 durante el encuentro tuitero #appsalud siguen vigentes, y aún nadie se pone de acuerdo sobre si es necesario un sello científico sobre su fiabilidad, un aval de alguna institución o una agencia que haga una revisión previa y autorice su uso. Pero el mundo de las apps es global y demasiado veloz, y no podemos poner puertas al campo (por ahora). Y la opción de pedir su cuota de responsabilidad a los creadores de las apps sobre salud tampoco parece que funcione, ya que un simple paseo por las tiendas de aplicaciones nos ayudan a entender que todo vale y que la fiabilidad y la seguridad son algo secundario.
Una de las opciones que siempre ha estado sobre la mesa es copiar el modelo del NHS con su Health Apps Library: un listado de apps que se han revisado previamente y se difunden para que pacientes y profesionales sepan que, al menos esas apps, cuentan con el respaldo del NHS. Pero nada ni nadie es perfecto, y este modelo parece que tampoco, ya que según un reciente estudio publicado en BMC Medicine por investigadores del Imperial College, existen serios problemas de privacidad en la mayoría de las apps incluidas en el Health Apps Library. Quizás por ello ahora mismo están en plena fase de transformación (hay un plan de trabajo para mejorar el modelo de revisión y recomendación).
Otros dos recientes artículos que revisan 46 apps de cálculo de dosis de insulina y 191 apps para pacientes con asma encuentran igualmente serios problemas de calidad y utilidad para el paciente. Resultados incorrectos, errores en las recomendaciones, etc. son algunos de los problemas que se muestran en los estudios. Pero, ¿quien pone el cascabel al gato?
En un comentario publicado igualmente en BMC Medicine se plantean algunas recomendaciones para mejorar la seguridad y la fiabilidad de las apps de salud, que van desde la educación al usuario, hasta la revisión previa obligatoria (en la app store o por la autoridad sanitaria). Os dejamos la tabla resumen que proponen, con :
Casualmente, ayer mientras se celebraba el encuentro #ehealthBilbao, Serafín Fernández (La Factoría Cuidando) reflexionaba así. Pues eso…