La literatura de gestión nos vende que los líderes tienen que ser diferentes, romper reglas, tener una visión crítica e intentar cambiar el status quo para que la organización y sus profesionales mejoren. Un gran ejemplo es el libro “First, break all the rules“, un clásico en el mundo del liderazgo. Sin embargo, la realidad nos plantea muchas preguntas y dudas.
– ¿Realmente este tipo de líderes es respetado y apoyado por los profesionales? ¿genera más apoyos un líder blandito que dice a todo que sí o uno que rompe las reglas?
– ¿Realmente los políticos, consejos de administración, accionistas, etc. desean que estos líderes “rebeldes” estén al frente de las organizaciones? ¿Les apoyan? ¿O prefieren a líderes calladitos que no generan conflictos, no salen en prensa, que no generan resistencias y que pasan sin pena ni gloria cumpliendo el presupuesto?
– ¿Realmente los jefes de una organización quieren a un líder así, que en breve cambiará las fronteras de la organización, desplazando los centros de poder, democratizando la toma de decisiones y fomentando la participación de todos los trabajadores? ¿O más bien la mayoría de los jefes apoyan toda transformación que no modifique su corralito? ¿Líder rebelde o líder “gatopardista“?
Tantas preguntas. Demasiadas dudas. La realidad es muy obstinada. El mundo, en ocasiones, no es como lo pintan en los libros, en las imágenes de instagram o twitter o en los blogs. Creemos que todos van a apoyar lo diferente pero la costumbre es muy fuerte, y lo habitual es que una persona apoya este tipo de liderazgo hasta que esa persona consigue “poner el huevo” y establecerse. ¿Romper las reglas para quedarte solo?
Las instituciones son en su mayoría, y por desgracia, entre conservadores donde prima la idea de que los movimientos rupturistas que permiten avanzar son cosas de otros.
Así que leyendo tu post, Mañez, no puedo menos que plantear la dicotomia entre el liderazgo que pronuncian a los 4 vientos, las organizaciones, el que es políticamente correcto, y el que se pone en práctica que ademas suele ser guiado por personas de mente conservadora y vertical.
A aquellos/as que representan esas perspectivas rompedoras con el "status Quo" son "retiradas de circulación" por representar un peligro para dicho "status Quo".
¿Resultado? Organizaciones lentas, poco dinámicas y con la velocidad de adaptación de iceberg.
Todos los directivos están supeditados a mandos superiores, y éstos a entidades políticas. Una cadena de mandos que uno debe acatar en cierta medida si quiere conservar su puesto. Por otro lado, no creo que se trate de realizar grandes cambios y menos, en un corto espacio de tiempo. Tampoco se trata de vender una imagen de grandes cambios cuando todos sabemos que es complicado, por no decir, imposible. Se trata de habilidades y competencias. De equipos resolutivos. Estrategas, hábiles, resolutivos, con ganas de trabajar y empezar a hacer pequeños cambios que se perciba como beneficio positivo para el resto. Cuando los demás también observan y reciben de forma positiva estos cambios, el efecto es contagioso.