¿Reloj o móvil?

El estudio PREDICT (Prediction Using a Randomized Evaluation of Data Collection Integrated Through Connected Technologies) se centra en conocer el comportamiento de los pacientes una vez han sido dados de alta y su objetivo es intentar predecir las readmisiones de pacientes de alto riesgo. Para ello, a los pacientes participantes se les hace un seguimiento mediante su smartphone o con un wearable que mide la actividad física que realizan.

Una de las características de este estudio es que la mitad de los participantes utilizaban su smartphone y la otra mitad un wearable (concretamente el Withings Steel). Todos los participantes recibieron 50 dólares al inicio y al final del ensayo, y a los que utilizaban su smartphone se les entregó al final el wearable (para evitar diferencias en cuanto al premio obtenido por participar). La pregunta estaba clara: ¿qué grupo participó durante un periodo más largo: smartphone o wearable? Un reciente estudio publicado en JAMA Network Open se hace esa misma pregunta.

La participación se midió contando los días en los que el participante sincronizaba el wearable o smartphone con la aplicación de recogida de datos (que finalmente volcaba toda la información en Way to Health). Y los resultados fueron muy llamativos: se detectó una mayor participación en el grupo con smartphones frente a los que usaban wearables, concretamente un 32% a los 180 días después del alta.

Se trata de un estudio realizado entre enero de 2017 y enero de 2019. Por un lado, la penetración del uso del smartphone es mucho mayor y sigue siendo el dispositivo tecnológico que más gente lleva encima a cualquier hora, pese a su incomodidad frente a un wearable tipo reloj. Esto hace que las barreras a su uso sean mucho menores que con otros dispositivos. Sin embargo, es cierto que un wearable permite recoger muchas más variables que el smartphone (por ejemplo, ritmo cardiaco o calidad del sueño), por lo que si el ensayo hubiera sido más ambicioso, seguramente no se habría podido realizar esta comparación.

En unos años sería interesante realizar un estudio similar, seguro que el paso del tiempo y la evolución tecnológica nos sorprenden. Además, el comportamiento de las personas con los dispositivos es una buena guía de cara a diseñar intervenciones relacionadas con la salud.

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