Reconstrucción y formación

Hace unos días se aprobó el Dictamen de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados. El resultado final del análisis realizado en la Comisión por parte de diputados, expertos, ciudadanos, profesionales, asociaciones, partidos políticos y colegios es un informe con recomendaciones que se agrupan en diversos bloques temáticos. Uno de ellos, como era de esperar, sobre sanidad y salud pública.

No vamos a detallar todas las medidas (os recomendamos su lectura completa), pero su aprobación lo convierte en una hoja de ruta para el futuro del sistema nacional de salud. Entre las medidas aprobadas, hay de todo: recomendaciones que ya llevaban años sobre la mesa, medidas contempladas en leyes y no aplicadas en su totalidad, brindis al sol (medidas utópicas o tan genéricas que no dicen mucho), medidas muy ambiciosas y otras totalmente radicales.

Es necesario recalcar que este dictamen es un conjunto de medidas y recomendaciones de la citada Comisión, y su aplicación no es inmediata ni automática. Su puesta en marcha efectiva requiere de cambios legislativos, elaboración de nuevas normas y mejoras organizativas y estructurales. Y por cierto, os recomendamos la lectura del post que firma Beatriz González en Nada es Gratis y que analiza este dictamen.

TRABAJO EN RED.
Desarrollar modelos de gestión más funcionales, revitalizando el trabajo en red, con alianzas funcionales y flexibles en función de la demanda entre los establecimientos de salud de un mismo territorio.
Este tipo de medias ya se analizaron en un informe del Consejo Asesor de Sanidad del año 2015. Las alianzas y el trabajo en red entre servicios, centros y unidades requieren de cambios normativos, pero sobre todo, de cambios culturales. La pandemia ha obligado a poner en marcha experiencias de este tipo y, quizás, esto ayude a romper las habituales resistencias.

NUEVO MODELO DE SELECCIÓN DE PROFESIONALES.
actualizar con carácter urgente el sistema de selección de profesionales sanitarios, y en particular para las especialidades médicas, habilitando un sistema abierto y permanente que combine una prueba nacional periódica de competencias (board), con una selección local por concurso, de adaptación a perfil y puesto, posibilitando que la mayoría de las vacantes (por ejemplo, jubilaciones) se puedan reponer antes de producirse“.
Este modelo de selección de profesionales supondría un cambio muy importante respecto del actual sistema. Supondría el fin de las oposiciones por servicio de salud, la centralización de esa prueba de competencias (board) y la posibilidad de empezar a seleccionar por centro según el perfil del puesto de trabajo (es decir, cada organización convocaría sus puestos). Un cambio radical que requiere de un nuevo modelo legislativo de recursos humanos, así como de un compromiso de todas las partes para evitar los perfiles “teledirigidos”, y que permitirá seleccionar al profesional más adecuado para las necesidades del centro.

FORMACIÓN, PATROCINIO E INDUSTRIA FARMACÉUTICA.
Tomar medidas para financiación pública de formación continuada de los profesionales sanitarios a cargo de las administraciones públicas, y para investigación independiente, divulgación/educación sanitaria y patrocinio de actividades de asociaciones de pacientes. Se prohibirá financiación de estas actividades, directa o indirectamente, por la industria.

Llegamos a la medida estrella, la que casi ha sido trending topic en redes sociales, la más criticada y defendida (quizás de forma muy polarizada). Y es el momento de lanzar algunas reflexiones al aire sobre este tema tan complejo y con tantas aristas.

La industria farmacéutica lleva años trabajando con asociaciones de pacientes y sociedades científicas. Además, también organiza jornadas, seminarios y cursos dirigidos a profesionales. Finalmente, la industria se encarga (en ocasiones) del pago de inscripciones y/o viajes a congresos y otros cursos a los profesionales. Pero hay dos elementos muy importantes a analizar en toda esa relación: la calidad técnica de la formación que se lleva a cabo y el impacto de la financiación de la industria en las asociaciones y sociedades.

Hay mil argumentos para defender/atacar este tipo de financiación. Es cierto que la administración sanitaria ha dejado de lado el tema de la formación de sus profesionales, por lo que una medida de este tipo requiere de la puesta en marcha de un modelo ágil, innovador, que tenga en cuenta los cursos externos, la asistencia a congresos, etc. y que adapte las actividades internas a las necesidades reales de los profesionales, sin olvidar los objetivos institucionales (lo que en parte puede limitar la libertad para elegir la formación). Algunas recomendaciones de interés para un nuevo modelo aparecen en esta entrada del blog Médico Crítico.

¿Las sociedades han organizado en alguna ocasión cursos y actividades financiados por la industria más centrados en la promoción de medicamentos/productos que en la difusión de conocimiento? Sin duda… ¿Lo mismo con las asociaciones de pacientes y las actividades que organizan? También. Pero eso no quiere decir que siempre sea así, el problema es que no hay una frontera clara que permita diferenciar unas de otras.

Otro tema llamativo es el impacto que comentábamos antes. Tras revisar las cuentas anuales de varias sociedades científicas, se observa que más de un 50% de la financiación anual procede de la industria farmacéutica. Si tenemos en cuenta que las inscripciones a los congresos en ocasiones las paga la industria, dicho porcentaje puede llegar fácilmente al 60%. Incluso algunas sociedades llegan al 80%, lo que implica que la dependencia es muy alta. ¿Qué va a ocurrir con las sociedades científicas si esta medida se lleva a cabo? ¿Tienen un plan alternativo o una estrategia que permita garantizar su autonomía y solvencia de cara al futuro?

En el caso de las asociaciones de pacientes todo es aún más difícil. Vivir de las subvenciones públicas es muy complejo (poco dinero, suele llegar tarde y muchas veces limita las actividades que se realizan), y más aún para asociaciones pequeñas. Por eso, la industria es la tabla de salvación para muchas asociaciones, pero ¿hay un control de esta financiación? ¿se sabe qué actividades se celebran con financiación de la industria? No queremos generalizar pero de nuevo hay una frontera que las asociaciones no deberían cruzar y es la de ser entes instrumentales y no autónomos.

La transparencia no ha servido de mucho en estos años. Se publican las transferencias de valor pero todo ha seguido igual. Es una medida difícil, con unos objetivos claros, pero es necesario trazar un plan y reflexionar sobre este nuevo futuro. ¿Quién pagará la fiesta? No olvidemos que la normativa sobre el medicamento creó hace años un fondo por “Aportaciones por volumen de ventas al Sistema Nacional de Salud” que se destina a investigación y formación de profesionales. ¿Es este el camino?

1 comentario en “Reconstrucción y formación”

  1. Ismael Said Criado

    El debate sobre la financiación de la formación continuada debería comenzar sabiendo de qué cantidades estamos hablando. ¿Está dispuesta la sociedad a subir el presupuesto para Sanidad para incluir este gasto añadido? ¿Disminuirán los precios de los medicamentos gracias a que la industria no tenga que pagar esta formación? ¿Cómo se asegurará la independencia en la formación? ¿Tiene cabida en el debate mantener la colaboración público-privada?
    Es un debate muy antiguo de las escuelas de gestión sanitaria, con soluciones dolorosas para ciertos sectores.
    Gracias por tu post, Miguel Ángel.

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