La tecnología avanza lenta pero inexorablemente, y un buen ejemplo son los robots. En el sector sanitario, por ahora, los robots se utilizan de forma aislada en las áreas quirúrgicas (como el famoso da Vinci) o en ciertas pruebas diagnósticas. Además, existen robots para tareas logísticas como el reparto de material, medicamentos o incluso comida en los hospitales. Pero cada vez surgen más proyectos que implican la automatización de algunas tareas asistenciales como cuentan en este artículo de Redacción Médica que cita a modo de ejemplo el caso de Robear (el robot para movilizar personas) o el de Zora.
Aunque muchos de los proyectos fueron creados hace más de 5 años, su uso apenas se ha extendido y no han pasado de la fase de pilotaje en algún centro sanitario. De hecho, si alguien piensa en la sustitución de profesionales sanitarios por robots (al menos en alguna tarea), este intercambio aún está muy lejos. Sin embargo, ¿llegará algún día? ¿Nos encontraremos con otra revolución industrial?
La evolución es clara, y aunque nos parezca ciencia ficción, lo lógico es que la tecnología avance y llegue el día en el que la asignación de algunas tareas a los robots sea posible. ¿una amenaza o simplemente es evolución? ¿Hay que tener miedo? Hay opiniones para todos los gustos, pero lo que sí está claro es que no veremos despidos masivos ni transformaciones radicales en pocos días, ya que este tipo de cambios deben ser realizados de forma muy cuidadosa y paulatina.
Una de las cuestiones más comentada es la alta especialización de las tareas que realizan los profesionales sanitarios (y los no sanitarios). Podría ser interesante analizar como las tareas asistenciales que hace años se realizaban con una máquina de escribir o escribiendo a mano han sido transformadas con la introducción de equipos informáticos y de bases de datos: los trabajadores han adaptado sus funciones a un nuevo entorno y no ha habido despidos. Esta adaptación es quizás una de las tareas pendientes en muchas profesiones sanitarias: ¿deberían plantearse médicos, enfermeros, fisioterapeutas, farmacéuticos, etc. si alguna de las tareas que tienen asignadas podría ser realizada por un robot? Seguramente surgirían nuevas funciones, incluso nuevas profesiones (como la Ingeniería Biomédica, que es un grado universitario) y se podría definir un núcleo de tareas en las que el papel humano es insustituible.
Pew Research publicó en 2014 un informe sobre los robots y el futuro del empleo. Algunos de los argumentos que se incluyen son aplicables directamente al sector sanitario, unos proceden de los defensores de los robots y otros de los más temerosos de su papel:
- A lo largo de la historia, la tecnología más que destruir empleo, lo ha creado.
- Hay ciertos empleos (o funciones concretas) que solo pueden ser desempeñadas por humanos.
- Las leyes y el contexto laboral (público y privado) protegerán a los trabajadores del impacto de la robotización, minimizando su impacto.
- Aunque no lo parezca, la sustitución de personas por robots ya está ocurriendo. Y con el tiempo será aún más intensa.
Sin embargo, algunas conclusiones está claras:
1. El papel de la educación es crucial: los nuevos modelos laborales dependen de la visión y las habilidades de los profesionales ahora están en el colegio.
2. Las tareas más pesadas y repetitivas se transformarán. El concepto de puesto de trabajo cambiará progresivamente.
3. La vertiente más humana de los puestos de trabajo (insustituible a priori) se potenciará.
3. La vertiente más humana de los puestos de trabajo (insustituible a priori) se potenciará.
Un brazo articulado jamás podrá sustituir el tacto, una mirada metálica nunca tendrá el brillo de la mirada de la persona que te está atendiendo, la empatía nunca se podrá automatizar, las habilidades de comunicación humanas no se pueden superar… ¿O todo es cuestión de tiempo y en 20 años nos reiremos de este texto? Como decía la película, nunca digas nunca jamás.