Empiezan a darse a conocer algunos estudios muy interesantes sobre la monitorización remota del paciente. Uno de los últimos es una revisión sistemática publicada en BMJ Open, firmada por un equipo de investigadores de la Universidad de Queensland (Australia), con el título “Does remote patient monitoring reduce acute care use? A systematic review“.
Los estudios analizados se centrar fundamentalmente en EPOC y en enfermedades cardiovasculares. Los datos recogidos más comunes fueron frecuencia cardiaca, presión arterial y saturación de oxígeno. Casi un 70% de las intervenciones fueron no invasivas, y por ello, fue necesario que el propio paciente recopilará los datos de forma manual (o la persona de apoyo).
Los dispositivos de monitorización más habituales fueron unidades específicas, dispositivos implantables cardiacos o tablets. En otros estudios, se entregaban a los pacientes dispositivos como pulsioxímetros o espirómetros. En el caso de la transmisión automática, el formato más común se basaba en un dispositivo que recopila los datos de forma automática y los transmite al dispositivo asistencial (y se recogen en la historia electrónica).
Los resultados, con las cautelas habituales en este tipo de revisiones, muestran una reducción general de los ingresos hospitalarios en torno al 40%, y un descenso de las visitas a urgencias del 20% en pacientes con EPOC. Si nos centramos en pacientes con enfermedades cardiovasculares, la monitorización invasiva fue más efectiva, principalmente en estudios con pacientes con desfibriladores implantables que enviaban los datos de forma diaria a una unidad de transmisión.
El principal problema de esta revisión es que incluye estudios centrados en patologías y tecnologías diferentes. Además, el tipo de intervención y de seguimiento fue muy diferente, y es complicado extraer conclusiones cuando la implementación es tan diferente. El hallazgo más claro tiene que ver con la efectividad de los dispositivos implantables en pacientes con problemas cardiovasculares, dado que el nivel de recogida de datos es muy amplio y automatizado.
Sin duda, el seguimiento o monitorización remota de pacientes es un campo muy amplio y muy útil para el seguimiento de enfermedades crónicas. Los proyectos e intervenciones muestran ventajas muy interesantes para pacientes y profesionales, pero es necesario establecer unas bases mínimas para su escalado y generalización como el seguimiento de los datos desde la historia clínica o el rediseño de los procesos tradicionales para conseguir incorporar estos nuevos medios de seguimiento.