Hay muchos textos que intentan resumir los retos de la atención primaria en nuestro entorno. Muchos se basan en datos y comparativas, otros se dedican a repetir las estrategias de siempre. Y de repente, encontramos este reciente artículo de Sergio Minué publicado en la revista Atención Primaria con el título “Para una reforma real de la Atención Primaria conviene desenmascarar a los elefantes“.
Sergio se centra en desenmascarar los elefantes (el famoso “elefante en la habitación”), es decir, los problemas eternos que nadie quiere abordar, o que muchos ya asumen como características del sistema sanitario y los colocan en la estantería de “inabordable”. De todos los elefantes que comenta Sergio, nos quedamos con dos que nos han llamado la atención: los perfiles profesionales y la retención del talento.
Los perfiles profesionales que componen los famosos equipos de atención primaria apenas han evolucionado. Y no hablamos solo de nuevas profesiones sino también de la distribución de funciones entre profesiones. Hay mucha resistencia a hablar de esto (por algo es un elefante) pero sería conveniente plantear un modelo que se centre en remodelar las fronteras profesionales y no en seguir poniendo ladrillos. Los silos se quedan cortos para definir todo esto, y parece que casi nadie mueve ficha. Tal vez sea por el miedo a perder poder, o por la organización jerárquica clásica o por el síndrome del barquero, quién sabe.
El otro elefante tiene que ver con la retención del talento, precisamente uno de los temas a los que se dedica el reciente informe SESPAS 2024. Sergio lo define muy bien en su artículo: “resulta de la incapacidad en cuarenta años de haber construido entornos y proyectos de trabajo suficientemente atractivos para atraer talento sanitario“. Las retribuciones son un buen ejemplo, aunque en este caso creemos que la solución debe ser global ya que arreglar la situación de un colectivo podría generar problemas en el resto, por lo que lo más positivo es crear un modelo nuevo para todos, teniendo en cuenta peculiaridades, necesidades, funciones, horarios, etc.
Pero no solo es eso, también se deben poner sobre la mesa las condiciones de trabajo, como el desarrollo profesional, la formación, la conciliación, etc. Existen medidas, por supuesto, pero apostar por la atención primaria quiere decir que hay que reforzarlas y, en muchos casos, rehacerlas. Y aquí debemos añadir la necesidad de crear un proyecto robusto de futuro, que ilusione a los profesionales.
Y quizás todo esto tenga que aplicarse también al resto del sistema sanitario, porque muchos elefantes son compartidos (otros no). Quizás los esfuerzos, además de presupuestarios, deban ir en esta línea.