Llegó la palabra maldita a Saludconcosas, porque hoy vamos a hablar de influencers. En Estados Unidos, y desde hace unos cuantos años, la web Modern Healthcare publica un ranking (con entrega de premios, claro) llamado 100 Most Influential People in Healthcare. Según la propia web, este ranking incluye a las personas con más influencia en el sistema sanitario estadounidense en términos de impacto y liderazgo.
Hasta aquí podríamos pensar que se trata de otro ranking, y de hecho lo es. Pero su modo de selección de estas personas influyentes y, sobre todo, las personas incluidas en dicho ranking nos dicen mucho sobre el modelo sanitario en USA. Y aunque podríamos hacer un ejercicio riguroso de revisión de este ranking, resulta que un grupo de investigadores (entre los que se encuentra Victor Montori) ya lo ha hecho y ha publicado sus conclusiones en una carta al editor de la revista Mayo Clinic Proceedings con el título “Who Influences Health Care in the United States? A Study of Trends From 2002 to 2018“.
Los investigadores detectan una minoría de mujeres en este ranking (con porcentajes que oscilan entre el 17% y el 28%). Pero además, es muy llamativo la creciente presencia de directivos de empresas sanitarias privadas que alcanzan el 72% del total del ranking. En esta gráfica se puede ver la evolución de la presencia de personas del ámbito público, del ámbito profesional así como pacientes y representantes de colectivos de pacientes.
Después de ver esta gráfica y de los datos que hemos comentado, surgen numerosas dudas. La primera es definir claramente la influencia, un término muy relacionado con el líder de opinión o con la famosa captura del regulador (una persona o entidad con suficiente peso en un sector como para conseguir que los poderes públicos acaben legislando o actuando en su favor). ¿Qué se entiende por influencia? ¿Capacidad para influir en la toma de decisiones de alto nivel? ¿Capacidad para cambiar la opinión pública en temas sanitarios? ¿O capacidad para cambiar los hábitos de los ciudadanos y así hacerlos más saludables?
¿Qué ocurriría en España con un ranking similar? La revista Forbes, por ejemplo, publicó el año pasado una lista con las personas más influyentes en salud en nuestro país ( aunque la influencia en salud es aparentemente muy diferente al concepto “healthcare” del ejemplo USA) y no había directivos de empresas sanitarias, pero tampoco había pacientes ni representantes de pacientes. En este ranking, todos eran profesionales de la salud con una presencia muy fuerte en redes sociales y centrados en difundir mensajes a ciudadanos y también a profesionales.
A veces el dilema no es saber quién es (o no) influyente en el sistema sanitario, sino tener claro para que van a usar esa influencia: si para mejorar la salud de la población (que son la mayoría, menos mal) o para mejorar el bienestar de su empresa o de su entorno.
Actualización 10/02/2020: el Daily Mail ha publicado un reportaje sobre influencers sanitarios en el ámbito del NHS que incluye ejemplos muy llamativos y alarmantes. Aunque hay que recordar que hay influencers con valores muy sólidos y que tienen claro su papel centrado en la información sobre salud.
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