Los móviles y las redes sociales son “culpables” de una buena parte de ese extraño aislamiento moderno, ese que mezcla la soledad física con la conexión social a distancia. De hecho, una buena parte de las conversaciones que hasta hace bien poco se hacían en persona o por teléfono, han pasado a realizarse por mensajes de texto, desde SMS hasta aplicaciones de mensajería instantánea.
Uno de los servicios de apoyo basado en la conversación con más implantación en España es el teléfono de la esperanza. Una simple llamada para encontrar ayuda o simplemente alguien que nos escuche. Pero, ¿existen servicios similares basados en mensajes de texto? Tal y como cuentan en este artículo del Washington Post, cada vez hay más personas acostumbradas al texto y por eso están surgiendo en Estados Unidos proyectos de ayuda basados en este tipo de comunicación.
Crisis Text Line es uno de ellos. Ante cualquier problema como ansiedad, depresión o cualquier tipo de crisis, se envía un mensaje de texto pidiendo ayuda, y un voluntario inicia una conversación a través de mensajes de texto para reducir la situación de crisis. Se trata de voluntarios y no de chatbots, algo muy importante. Además, la formación a los voluntarios es específica para estas situaciones (ya se ha publicado alguna revisión sistemática sobre sistemas de conversación síncrona en personas con problemas de salud mental, como esta del año 2017).
Otra iniciativa muy parecida es Lean on Me, un servicio dirigido a estudiantes universitarios que necesitan apoyo o hablar con alguien (mediante mensajes, claro) en cualquier momento. La solicitud de ayuda llega a la plataforma y un voluntario (habitualmente los voluntarios son estudiantes de la misma universidad) es el responsable de la conversación. Por supuesto, todo se realiza de forma anónima y no se identifica al usuario ni al voluntario. A diferencia de Crisis Text Line, este servicio se centra más en la conversación que en la resolución de situaciones críticas.
En España hay varios proyectos que cuentan con chat de atención. Uno es la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) que permite plantear dudas a un psicólogo de la fundación por chat de texto desde las 16.00 a las 00.00 horas.
Después de conocer esos proyectos, surgen diversas dudas y reflexiones: ¿realmente proporcionan ayuda y permiten evitar situaciones de soledad? ¿Sería posible sustituir estos canales de ayuda por chatbots (ya hay algún ensayo en esta dirección)? ¿O quizás su éxito se basa precisamente en que al otro lado del teléfono hay otra persona que intenta ayudar o evitar que alguien se sienta solo? Ah, y no nos podemos olvidar del papel del conversador, y de si se trata de un profesional o de un voluntario (sobre esto, una reciente comunicación a un congreso sobre el papel de voluntarios formados en chats con personas con problemas de salud mental).
Así que, si pensabas que esto de escribir texto era algo viejuno, parece que no es así. Al final es lo de siempre: contactar y apoyar por todos los canales posibles. Y lo de intercambiar mensajes de texto es precisamente el canal más utilizado en el mundo.
Así que, si pensabas que esto de escribir texto era algo viejuno, parece que no es así. Al final es lo de siempre: contactar y apoyar por todos los canales posibles. Y lo de intercambiar mensajes de texto es precisamente el canal más utilizado en el mundo.