El jefe que a todos dice que sí, acaba fracasando. Para ilustrarlo, nada mejor que recurrir a Dilbert:
– Necesito más recursos para mi proyecto.
– Te daré alguno del proyecto de Alice
– Entonces Alice no tendrá suficientes recursos.
– Yo solo puedo resolver un problema cada vez.
– ¿Resolviste tu problema?
– Voy a decir que si…