La eficiencia es uno de los ejes del funcionamiento del sistema sanitario público. Y una de sus herramientas son los procedimientos de compra pública, que persiguen seleccionar al mejor proveedor y al mejor precio. Pero no siempre es fácil, y es que conjugar la imparcialidad y la objetividad en la selección del proveedor con el producto que más gusta, no siempre es fácil.
Imaginemos un hospital público que se pone en marcha en 2008. Las unidades quirúrgicas deciden comprar suturas manuales de la marca “A” para su uso en los quirófanos del Hospital tras comparar diversos modelos de diversos fabricantes. Para la compra, se utilizaba la figura del “contrato menor”, que implica comprar directamente a un proveedor. Sin embargo, la normativa señala que ese tipo de compra solo puede realizarse cuando el importe no supera una cantidad y, en este caso, se superaba.
En una auditoría realizada en 2012, se recomienda al centro sanitario que dicha compra se realice a través de los procedimientos de contratación pública que establece la ley (RDL 3/2011). Estos procedimientos son los que garantizan que se compra el mejor artículo al mejor precio, sin caer en la arbitrariedad o en la subjetividad. Por ello, el Hospital decide convocar un concurso para comprar estas suturas siguiendo lo que establece la normativa, que en su artículo 1 señala que es una norma que pretende:
garantizar que la misma se ajusta a los principios de libertad de acceso a las licitaciones, publicidad y transparencia de los procedimientos, y no discriminación e igualdad de trato entre los candidatos, y de asegurar, en conexión con el objetivo de estabilidad presupuestaria y control del gasto, una eficiente utilización de los fondos destinados a la realización de obras, la adquisición de bienes y la contratación de servicios mediante la exigencia de la definición previa de las necesidades a satisfacer, la salvaguarda de la libre competencia y la selección de la oferta económicamente más ventajosa.
En el procedimiento de compra se exigen unas determinadas características técnicas y unos mínimos de calidad para evitar comprar artículos que no cumplan con los requisitos esenciales que establecen los servicios quirúrgicos. ¿Y qué ocurre en este caso ficticio? Se redactan las especificaciones, son 5 los modelos de suturas que los cumplen, se puntúan según los criterios señalados y… resulta que la sutura que tiene una mejor relación calidad/precio es la de la marca “B“, y por ello hay que dejar de comprar la sutura “A”.
Sin embargo, algunos profesionales están acostumbrados a la sutura “A” y se niegan a cambiar. Llegan escritos, quejas, reclamaciones e incluso se recogen firmas. Desde un punto de vista legal, se está comprando el producto tal y como señala la ley, de hecho seguir comprando la sutura “A” sería ilegal. ¿Un error en la definición del artículo? ¿Resistencia al cambio? ¿Imposibilidad de valorar criterios subjetivos como la comodidad? ¿Sintonía en las relaciones comerciales del proveedor con algunos profesionales?
Esta historia ficticia es bastante habitual en muchos centros sanitarios. ¿Es posible conjugar la ley de contratos con la práctica asistencial? ¿Es un fallo a la hora de marcar los mínimos de calidad para comprar el producto? ¿O acaso debería excluirse de la ley algún tipo de producto sanitario con el riesgo de ser subjetivo y comprar por algún criterio diferente de la calidad? La ley está ahí, y se debe cumplir, pero la realidad asistencial es tan compleja…
Nota: si con suturas os cuesta imaginar la situación, os invitamos a reemplazar “sutura” por “protesis de cadera cementada“.
Hola Miguel, iba a salir a corretear y me encuentro con que cuentas parte de mi devenir diario durante los primeros 15 años de mi estancia en esta tierra… así que no puedo salir sin comentar.
Lo de los concursos y la adquisición de productos en los centros públicos tiene una íntima relación con cómo se formaliza la relación entre los profesionales con altos conocimientos y capacidades y los centros de atención sanitaria: le llaman libertad clínica (basada o no en la evidencia que eso parece no importarle a algún@s).
Como enfermer@ en quirófano he vivido escenas propias de películas de Visconti u Orwell con cualquiera de los múltiples fungibles, he tenido que redactar escritos de queja, hacer informes de valoración de productos para concursos 'cuadrados', leer y releer los concursos tipo de mi administración para ver dónde encaja tal producto, calcular estimaciones de consumo anual de un producto nuevo según la actividad de los 5 años anteriores (para nada porque con el nuevo 'juguete' se duplicó la actividad…) … en fin…
Esto es parte del "magneto administrativo" que nos desimanta… pero es que nadie clama por una solución de compromiso; una solución en la línea de la responsabilidad en la gestión de estos costes que incluya ambas caras de la moneda: responsabilidad en la compra y en los resultados… algo para lo que nuestra mente parece no estar preparada y nuestro sistema de información ignora.
responsabilidad y autonomía… la ley no ayuda mucho, pero es necesario. Y todo ello en un marco legal de objetividad y transparencia. Si yo te contara lo que veo a veces, uf
Me parece surrealista que hoy en día en la Sanidad Pública sigamos discutiendo este tipo de cuestiones. Los médicos, nos guste o no, no somos los dueños de la Sanidad, lo son los ciudadanos, y ellos eligen a quien la administra, por muy indirecta que sea esta elección.
Pero es que este tipo de problemas vienen derivados de un error: la compra directa de material desde los hospitales. Sería tan sencillo que las Consejerías, o quizás incluso el Ministerio, hiciese este estudio de calidad-precio y negociase un precio adecuado… que a uno le hace preguntarse por qué eso no sucede.
Busca un producto basico, pregunta en todos los hospitales (ol centros de salud) de tu servicio de salud, y comprueba: tipo de uso, producto utilizado y precio. Alucinarás…
Gracias por aportar tu punto de vista, es muy cierto que este tema de la salud es importante, pero hoy en dia en algunos paises ya ni se encuentran medicinas y con respecto al asunto de las compra y ventas de productos los precios han estado muy elevados, deberia haber un precio justo, ya que en muchos hospitales las personas necesitan medicamentos.
Si partimos de la base que no hay un organismo independiente que evalúe productos sanitarios (no entro ya ni siquiera en medicamentos)…todo lo demás se hace cada vez más complejo.
Si sumamos las 17 plataformas de contratación el tema se nos va de las manos.
Pongo un ejemplo.
Agujas para plumas de insulina.
4 marcas comerciales en el mercado
Marca ACME es dominante en las 17 compras autonómicas, con niveles por encima del 90% en adquisición de sus productos.
Una compra centralizada reduciría el precio (ahorro) en unos cuantos millones de euros.
Hacer 17 compras,en realidad, es trocear la adquisición de un producto,si nos ponemos exquisitos y nos ajustamos al espíritu de la Ley que menciona Miguel Angel
te voy a pedir un post invitado sobre el tema!!!!
Un problema, sin duda… Sería bueno que (todos) los profesionales en el ámbito asistencial, responsables al fin y al cabo del gasto, tuvieran un mínimo conocimiento y formación sobre los procedimientos de contratación y compra pública. Por otra parte, la clave, a mi juicio, estaría en el diseño de los criterios, requisitos y condiciones (de diseño, calidad, etc.) de los productos a adquirir, es decir, de los pliegos de condiciones, en los que de manera obligatoria deben intervenir lógicamente quienes harán uso después de los productos que se compran.
Todos los agentes sanitarios en el sistema público deben ser conscientes del (buen) uso y de la forma de gastar el dinero público. Hablar de eficiencia sin tener esto en cuenta es pura retórica y palabrería.
Gracias, como siempre, Miguel Ángel.
Es muy polemico este tema, ya que el area de salud es muy compleja y cada cosa o desicion que se toma en un centro asistencial es de mucha importancia. A mi parecer algunos medicamentos equipos o materiales hospitalarios solo se rigen por una marca especifica pero a la final tienen el mismo funcionamiento. A veces sucede que los profesionales de la salud o los prooveedores del centro les conviene vender más una marca tipo A que una tipo B y por eso el rechazo al cambio, pero si la marca tipo B cumple con los mismo parmetros que la A. yo estaria de acuerdo en aprobarla.
Incluso hay marcas que se tienen como "estandar" y ademas la costumbre manda mucho. Y por supuesto, aunque sea mejor producto al mismo precio, siempre habrá gente que se quejará.
Es un tema complicado, pero yo siempre me hago la misma pregunta: ¿por qué no tienen en cuenta también el criterio médico sobre el material que estamos utilizando? Recuerdo no hace mucho que cambiaron la marca de vendas de yeso (por la nueva licitación de la empresa y esas cosas que la mayoría de médicos asistenciales no entendemos) y resulta que para poner una escayola necesitábamos una cantidad tres veces mayor de vendas que la que usábamos con la marca anterior. ¿Realmente el coste/beneficio se había calculado bien?
Hola! En teoria todo el material es revisado y puntuado segun los criterios técnicos por profesionales sanitarios. Pero claro, por un grupo de profesionales y quizas su opinion sea diferente a la de otras personas.
Y no, nadie mira el coste-beneficio para una venda. Triste pero cierto
Hola Miguel! No te haces una idea de lo presente que tengo hoy por hoy el tema de esta entrada.
Me pasa como a Salva, Te llegan materiales, que cambian de un día para otro porque "ya no están en el petitorio" y las decisiones se toman a kilómetros del centro asistencial, los profesionales que los vamos a utilizar poco podemos hacer salvo las quejas, escritos e informes de viabilidad que como bien apunta mi quironauta Salva, al final no se ajustan ni de lejos a lo que luego va a ser la realidad.
Antes mi centro era concertado, gestionaba un presupuesto pactado y de ahí no se podía uno mover, se ahorraba por aquí para poder gastar un poco mas por allá… y al final mas o menos teníamos casi de todo y en mi opinión se tenía mas en cuenta a los profesionales.
Ahora, como decía, una vez integrada la gestión del centro en la sanidad pública, siento como si se hubiese dado un paso atrás. Guantes de peor calidad que cambian de la noche a la mañana, material de laparoscopia de peor calidad, imposibilidad de cambiar o pedir determinados artículos… ¿Qué está pasando? ¿Porqué no se tiene en cuenta las voces de los profesionales? Como comentaba la Dra.Herraiz, ¿qué sentido tiene cambiar a una venda de yeso mas barata si al final se gasta el triple?, ¿y el tiempo de los profesionales… es gratis?
Creo que en el tema de la eficiencia presupuestaria se nos ha ido un poco la pinza, tanto recortar que la tijera se les ha ido de las manos, la primera premisa para ser eficiente en lo que sea es contar con el profesional que tiene que ejecutar esa eficiencia.
Hacen falta mas profesionales de todos los ámbitos en las mesas de compras de los centros, en los órganos de gestión, mas profesionales sanitarios que apoyen a los gestores y les hagan entender "bajandose a la arena" porqué es mejor ir en chanclas que en tacones 😉
PD: Me has arrancado una sonrisa con lo de "cámbiese sutura por prótesis de cadera" el mundo de las prótesis siempre me ha parecido un juego de tronos auténtico.
Es un mundo difícil: luchas de poder, intereses económicos, y por supuesto nadie se plantea si al enfermero le gusta más un producto u otro. En los concursos siempre hay una valoración técnica y ademas el producto debe cumplir unos minimos, y después se valora el precio.
¿Valoramos mal? ¿No sabemos delimitar los mínimos? ¿El precio importa demasiado? La ley y el día a día no se llevan bien
¿No sabemos delimitar los mínimos de calidad? Cuando uno está acostumbrado a gamba roja no le pongas gamba arrocera. Además…si necesitas seis gambas rojas para hacer una paella de calidad, necesitarás probablemente doce arroceras para llegar a una paella "decente"….muchas veces el ahorro en la adquisición de recursos supone un mayor gasto en la producción de resultados.
Me hubiera gustado que te mojaras, tan solo un poco.
El problema es que si decide un cuenta-habas en un despacho, las cosas se pueden torcer. Conozco un caso en el que se compran "tiritas", pero estas son tan malas que hay que usar dos cada vez, asi que el precio por unidad, es un engaño. No obstante alguien se llevara la palmadita en la espalda porque pensará que lo ha hecho muy bien…
Me he mojado bastante más de lo que piensas… Estas realidades nunca salen en los medios ni en los blogs, quizás pq se asumen como algo natural o pq la gente se cansa de quejarse y los que tienen poder para cambiarlo pasan (por un motivo u otro).
Como digo en el post, la ley es clara: defines lo que necesites, valoras desde un punto de vista técnico los productos (esto siempre lo hace un grupo de usuarios finales del producto, nunca los "cuenta-habas") y finalmente se añade la valoración del precio (a productos técnicamente iguales, se compra el más barato).
Hace poco vi un caso parecido al que cuentas y para evitar dudas, en la fase de valoración se remitieron las muestras a un laboratorio para que certificara el grado de adhesión a la piel y así evitar impresiones subjetivas.
Lógicamente si la "tirita" no pega bien, el "asesor técnico" en la fase de valoración debe decir que el producto no vale y que sale del proceso de compra. Es así de sencillo… pero como le comentaba a una compañera, hay demasiados intereses alrededor de las compras públicas.
Pero lo mejor es cumplir la ley, si el producto es malo quitarlo, y si la gran multinacional se cabrea, pues ajo y agua… 🙂