Es casi un grito en el desierto, pero quizás si lo repetimos pueda llegar a alguien. Si queremos controlar el gasto sanitario, o al menos buscar la tan cacareada eficiencia, la transparencia de los precios de compra de medicamentos y productos sanitarios debería ser la norma. Transparencia se asocia a competencia y a precios que se igualan… De hecho, hace unos años contamos el ya famoso ejemplo de los apósitos y las diferencias de precio entre varios servicios de salud.
Esta vez hemos ido a un producto sencillo y de adquisición habitual en hospitales: jeringas para gasometría 3 ml. Hemos buscado tanto en acuerdos marco (compras para toda una provincia o para todo un servicio de salud) y también en procedimientos negociados (servicios de salud sin contrato vigente) adjudicados durante 2016 y 2017.
Aquí os dejamos los precios de adjudicación (sin IVA):
Las diferencias de precio son bastante acusadas como se puede observar. Tomando un precio intermedio como es 0,36 euros, frente al precio más bajo que es 0,30 euros, la diferencia de precio es del 20%. Dado que en la mayoría de las adjudicaciones, el producto elegido es el mismo (mismo proveedor y misma referencia), se trata de un gasto innecesario por no disponer de información comparativa (o por no querer buscarla).
El margen de mejora no es muy amplio, pero si la eficiencia por una buena gestión de las compras permite comprar los mismos productos con un 5-10% de mejora en el precio, podríamos reinvertir en otras necesidades. Y para conseguirlo, la transparencia es esencial. El camino es largo y tortuoso: base de datos de productos única para todos los servicios de salud, publicación de todas las compras y adjudicaciones en formato abierto con el código de artículo, el precio y el proveedor y a comparar. Al final todo se resume en poner un precio máximo de licitación en la línea de los mejores precios del mercado, y por supuesto describir adecuadamente el producto para evitar comprar marcas que no cumplan unos mínimos de calidad.
Nota final: los sistemas de búsqueda de los portales de contratación de la Administración Pública son, en su inmensa mayoría, horribles.
En relación al “caso de las jeringas" podríamos comentar también el tema "electrodos".
Este mes de Agosto (con todas las calores) en mi servicio se han incorporado unos "electrodos" los cuales se les supone más baratos….. pero "buala"…. no encajan correctamente con las conexiones de los "latiguillos" de los aparatos de electros, con la consecuente ineficaz medida que al tener que realizar un electro, y si es de manera urgente a más "inri" no se acoplan entre sí, hay que ponerlos bien antes de hacer el electro con una considerable pérdida de tiempo, que esta se traduce en términos de economía sanitaria como tú sabrás mejor que yo, apreciado Miguel, en un coste de oportunidad elevado – tiempo de enfermeras perdido conectando electrodos que podría estar haciendo tareas de enfermera aparte de que en situaciones de emergencia este tiempo se traduce en tratamiento ineficaz".
Hago la aportación desde una perspectiva totalmente asertiva, que quien compra obviamente por razones de contención presupuestaria, totalmente lícito y diría obligado hoy en dia, tendría que como mínimo y tú dices "describir adecuadamente el producto para evitar comprar marcas que no cumplan unos mínimos de calidad"…
Un abrazo Miguel y #BuenAgosto 🙂
@JaumeJMR
¿Y dónde queda la valoración de la calidad? Está claro que al administrativo en su oficina le parece un producto sencillo, pero al usuario que se pincha o tiene que repetir una prueba dolorosa, con su correspondiente pérdida de tiempo y malestar al paciente. ¿No tiene valor? Por favor, comparemos las cosas de forma adecuada