Vale, puede sonar algo extraño que hablemos de barreras de entrada en el mundo sanitario español, pero cada vez lo tenemos mas claro: existen. Un término que procede del campo de la economía que define los obstáculos para que una empresa entre en un mercado. Y además, dichas barreras son las culpables de que todo cambie para seguir igual, como decía Lampedusa. Nos referimos a los grupos que conservan el poder y no quieren soltarlo: políticos, directivos, colegios profesionales, sociedades científicas, asesores, etc.
Empecemos por un ejemplo muy conocido: los mandatarios de algunos colegios profesionales que cambian las normas para perpetuarse en el cargo. Todo acompañado de campañas mediáticas de acoso a las voces divergentes. Como cuenta Juan Francisco Hernández en este post, en la web oficial de la Organización Colegial de Enfermería no aparecen los colegios provinciales que votan en contra del actual presidente. ¿Una errata o un castigo por ser tan traviesos? Aquí tienes un pantallazo, ¿donde estarán Castellón o Alicante?
Otro caso lo hemos vivido en algunas de las jornadas, congresos y seminarios sobre sanidad, gestión, calidad, etc. los que hemos asistido. Mismas ideas, mismos argumentos y discursos muy similares… y pocas voces diferentes, que marquen un nuevo camino a seguir. Parece que los temas de actualidad se dictan desde arriba y los debates acaban hablando casualmente de los temas que más interesan a los pocos que mandan. ¿Por qué todo el mundo vende su moto y habla de su libro?
Sin embargo todo tiene un limite. Como señala Moises Naim en su libro El fin del poder, cada vez es más difícil que las estructuras arcaicas, clásicas, de movimiento lento y que apenas se adaptan al entorno (porque no se molestan en conocerlo) mantengan su poder omnimodo por los siglos de los siglos. Al igual que en la política, ahora es más fácil escuchar otras voces: blogs, redes sociales, líderes informales, mensajería instantánea, redes de profesionales ajenas a las tradicionales (colegios o sociedades), etc. ¿Que pasara cuando esos micropoderes se organicen y consigan una masa crítica que cambie las normas y a las actuales élites? Ya lo decía Dan Spence en el BMJ: “The new media are a good thing, because in the past history was written by the privileged few“
El error habitual, que hemos sufrido en múltiples ocasiones, es que esas nuevas élites usan los argumentos del cambio y de las ideas oxidadas de los dirigentes de siempre para,en el momento en que ocupan el sillón, transformarse, olvidar sus valores y ser iguales que los anteriores. Es decir, predico contra el actual presidente y busco cambiarlo todo, para después ser presidente y perpetuarme en el cargo. Esas nuevas voces deben intentar que las ruedas giren, que se cambie el territorio y el mapa, que se avance aprovechando lo bueno de los anteriores y proponiendo nuevas reglas, mas éticas, mas democráticas, que permitan a su vez que las nuevas corrientes y las voces críticas tengan su espacio. Y si esas voces críticas tienen razón, escuchar y cambiar el discurso. Adaptación y cambio deben ir de la mano, echar el freno y ver pasar la vida no tiene sentido.
Casos en el día a día se escuchan constantemente, aunque afortunadamente son muy muy aislados: unidades asistenciales en las que los trabajadores “de siempre” (los que llevan más tiempo) dejan a los nuevos las actividades que nadie quiere, las presiones para que nadie imponga nuevas prácticas o cambien las rutinas, etc. Sobre esto último quizás conviene recordar una historia real que ilustra muy bien lo de las medias:
“Uno de mis primeros trabajos consistió en asesorar a contribuyentes a la hora de cumplimentar declaraciones del impuesto que se liquida a la hora de comprar un coche de segunda mano. Una oficina grande en la consejería de hacienda, tres mesas atendiendo al ciudadano y mucha actividad cada día. El primer día hice 20 declaraciones, el tercer día hice 30 y a partir del décimo día alcancé un ritmo de 40 declaraciones. Cuando llevaba dos semanas trabajando, durante el ratito para el café, dos compañeros se me acercaron y me dijeron sonriendo: ‘a partir de mañana, de 30 no pases, ¿vale? Esa es la media diaria’. Y el poder del grupo, la rutina y la costumbre ganaron, como ocurre tantas y tantas veces.“
Seguramente, el poder actual y su distribución cambiará en el mundo sanitario, casi a imitación de lo que ocurre en el mundo político. Ese cambio debe conseguir que todo avance y se transforme, y por ello iniciativas como, por ejemplo, Nueva Enfermería o 6000 enfermeras son tan necesarias. También Nugesan, la asociación de gestión sanitaria que surgió hace un año, y que abre el mundo de la gestión (y sus eventos) a otras voces. ¿Qué pasará cuando se rompa la actual distribución de poder? Deberíamos empezar a pensar en ello, ¿no? Menos mal que muchas entidades, grupos y organizaciones han aprendido rápido y ya se han puesto manos a la obra…
Gracias por esta valiosa entrada Máñez. Aún queda mucho por andar, los que de pronto un día abrimos los ojos y decidimos que estábamos hartos de aplaudir lo bonito que era el traje nuevo del emperador, no nos cansamos de seguir gritando a los cuatro vientos que está desnudo por mas que el resto alabe sus vivos colores. Cuando descubres la libertad que supone ser crítico y decir lo que verdaderamente piensas sobre algo, no la quieres abandonar nunca. Pero cómo me decía hace poco el gerente de mi centro, al final, los críticos terminamos cansados y quemados, porque siempre somos los mismos en todos los saraos, comisiones, juntas… y en las redes sociales lo mismo, siempre somos los mismos, y podemos pecar de terminar adulándonos el ombligo unos a otros ya que en el 1.0 nunca escuchamos voces que nos apoyen. Debemos despertar, abrir los ojos y gritar la desnudez de lo que tenemos cada día delante. No es un problema del sector salud, creo que símplemente es la idiosincrasia de este país en el que vivimos, donde, si mañana decidiesen suspender la liga de fútbol habría manifestaciones multitudinarias, pero si en un fin de semana sube la gasolina 3 cts parece no importarle a nadie. Ánimo, que en el fondo somos muchos… y cada día más, te lo aseguro. :*
Gracias Mónica! Tu me entiendes muy bien… ser crítico y valiente cansa y a veces tiene consecuencias negativas, pero duermes bien y con la conciencia tranquila 🙂
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Gracias por esta valiosa entrada Máñez.
Aún queda mucho por andar, los que de pronto un día abrimos los ojos y decidimos que estábamos hartos de aplaudir lo bonito que era el traje nuevo del emperador, no nos cansamos de seguir gritando a los cuatro vientos que está desnudo por mas que el resto alabe sus vivos colores.
Cuando descubres la libertad que supone ser crítico y decir lo que verdaderamente piensas sobre algo, no la quieres abandonar nunca. Pero cómo me decía hace poco el gerente de mi centro, al final, los críticos terminamos cansados y quemados, porque siempre somos los mismos en todos los saraos, comisiones, juntas… y en las redes sociales lo mismo, siempre somos los mismos, y podemos pecar de terminar adulándonos el ombligo unos a otros ya que en el 1.0 nunca escuchamos voces que nos apoyen.
Debemos despertar, abrir los ojos y gritar la desnudez de lo que tenemos cada día delante.
No es un problema del sector salud, creo que símplemente es la idiosincrasia de este país en el que vivimos, donde, si mañana decidiesen suspender la liga de fútbol habría manifestaciones multitudinarias, pero si en un fin de semana sube la gasolina 3 cts parece no importarle a nadie.
Ánimo, que en el fondo somos muchos… y cada día más, te lo aseguro. :*
Gracias Mónica! Tu me entiendes muy bien… ser crítico y valiente cansa y a veces tiene consecuencias negativas, pero duermes bien y con la conciencia tranquila 🙂
Había un nombre que me sonaba en el pantallazo: ¡bingo! http://www.atlanticaxxii.com/3945/colegio-privado-de-enfermeria