Hoy, en nuestra sección “clásicos de la gestión sanitaria” vamos a hablar del afán por cambiarlo todo. Muchos directivos y jefes creen que la única forma de dejar huella en la organización sanitaria es cambiando las cosas, usando para ello una estrategia de gestión del cambio muy en la línea de Kotter o incluso de “¿Quien se ha llevado mi queso?“.
Y olvidan que llegar a una organización sin conocerla a fondo y promover un cambio radical en poco tiempo no suele salir bien. Y olvidan que la información para gestionar adecuadamente el barco la tienen los profesionales y quizás sea conveniente escucharles antes de romper los platos.
Claro, y llega un cambio casi a ciegas (nuevos jefes, nuevas estructuras, nuevos procesos) basado más en las voces políticas que en la propia percepción o en la realidad del centro, y pasa lo que pasa. Y olvidan que muchas veces, los que les asesoran tienen objetivos propios, muy diferentes a los del nuevo directivo/jefe y muy separados de los que necesita la organización (y sus profesionales, y la población a la que asiste). Y mientras, Lampedusa sonríe horrorizado al comprobar que la historia se repite… y todo cambia para seguir igual.
Casualmente hoy he leído esta frase de José Antonio Marina “Poder” es “la capacidad de realizar algo, de convertir en realidad una posibilidad” y he hecho una pregunta al respecto.
https://twitter.com/EnferEvidente/status/1078237845620428800
El problema es la falta de costumbre en usar herramientas diagnósticas adecuadas para plantear acciones concretas… se mueven muchas veces por lo que en gallego decimos "dixome dixome"… y Maquiavelo sonrie en una esquina.
Un saludo.
Realizar cambios bruscos en una Organización sin conocer los cimientos de la misma, es tirarse de un rascacielo sin paracaidas. Te darás seguro con el suelo.
Mejor conocer la Institución y asesorarse por sus integrantes.
Saludo