¿Otra vez el tema de las medicinas alternativas? Pues sí, pero hoy no hablaremos de homeopatía, ni de alimentos que valen para todo. El tema de hoy es precisamente la base de todo: la evidencia. Y todo por culpa gracias a un nuevo artículo doble del BMJ (British Medical Journal) que se pregunta si los estudiantes de medicina deberían aprender algo de medicinas alternativa.
En un nuevo Head to Head, el BMJ enfrenta a dos profesionales con ideas muy diferentes sobre el papel de la medicina alternativa. os recomendamos la lectura atenta de los dos puntos de vista, pero vamos a comentar algún elemento llamativo.
Si nos atenemos a la pura evidencia, y siguiendo el prestigioso NICE británico (National Institute for Health and Care Excellence), hay algunos ejemplos en sus guías de tratamientos alternativos que en algunos foros podrían levantar sarpullidos:
– En la guía de lumbalgia (low back pain), el NICE propone como terapia no farmacológica la acupuntura. Tal y como señala la guía: “Consider offering a course of acupuncture needling comprising up to a maximum of 10 sessions over a period of up to 12 weeks“.
– En la guía de cuidados prenatales para la mujer, el NICE propone para disminir las nauseas y vómitos el uso de “jengibre” y de “acupresión”.
¿Quiere decir que los tratamientos alternativos no sirven hasta que sirven realmente? Si el NICE los recomienda en sus guías, ¿deben los estudiantes conocerlos? Quizás sea mucho mejor hablar en las aulas de evidencia y de la importancia del pensamiento crítico ante los dogmas, tanto de un lado como de otro. Cuando tienes claras las cosas en relación a un tratamiento “alternativo” y de repente la evidencia rompe tus ideas, ¿qué hacemos? ¿jengibre sí o jengibre no?
Buenos días
Tal vez sea más adecuado hablar de tratamiento complementario en vez de alternativo. Lo segundo podría llevarnos a pensar que es en vez de, como alternativa válida a un tratamiento y eso puede ser potencialmente perjudicial. En cambio complementario implica para mí que no se hace al margen de la medicina digamos alopática habitual.
En ese sentido, en la práctica médica necesitamos recursos, y nuestro arte reside a veces en nuestra habilidad para obtenerlos y gestionarlos.
Hace poco estuve en una actualización sobre depresión en la que el psiquiatra dijo que prescribía ver "Ghost" a algunos pacientes de duelo más o menos patológico. Evidentemente sin evidencia ;). Un recurso válido para él.
En mi opinión ¿jengibre por qué no? ¿Por nada? Pues jengibre.
Saludos
Blanca Usoz
Tratamiento complementario, si complementa la medicina convencional, pero hay tratamientos que no necesitan de esta, para funcionar. Por ello considero que en estos casos se les llamaría alternativos, ya que es una opción diferente, con un fin común. Hay que estar abierto a la ciencia y mucho más, si la ciencia es ancestral, como son algunas terapias totalmente efectivas
"Quizás sea mucho mejor hablar en las aulas de evidencia y de la importancia del pensamiento crítico ante los dogmas, tanto de un lado como de otro". Touché. La medicina es medicina se apellide convencional o alternativa; del mismo modo que la pseudociencia debiera ser pseudociencia aunque la envase un laboratorio y venga avalada por ensayos triple ciego.
Leo con retraso esta entrada, a la que llego desde el resumen semanal del 13 de abril. Como siempre, interesante, sugerente y polémico, Miguel Ángel. En este caso, una única gran objeción al post: no parece muy riguroso situar al mismo nivel o en pie de igualdad las "evidencias" y las "creencias". Esa frase del último párrafo, que quiere ser supuestamente ecuánime, resulta poco afortunada: "(…) la importancia del pensamiento crítico ante los dogmas, tanto de un lado como de otro." Tal vez en un lado podrá haber dogmas, pero en el otro, en el del pensamiento científico, siempre habrá hipótesis contrastables, hechos verificables (o no), dudas y provisionalidades. Así es (así funciona) la ciencia.
Un saludo.