La obesidad es uno de los objetivos de las estrategias de educación y promoción de la salud, y también de las campañas de marketing social. Y Estados Unidos, dada su “epidemia” de obesidad, se ha convertido en un laboratorio para todas las iniciativas y experimentos al respecto. Uno de los últimos: mostrar las calorías de los productos en las cadenas de comida rápida.
Hace unos días, dos investigadores de Harvard han publicado en JAMA un interesante artículo acerca de esta medida y la evidencia sobre su efectividad. Podéis leer el texto completo en su web: “Potential Benefits of Calorie Labeling in Restaurants“. El artículo revisa varios artículos buscando alguna conclusión definitiva al respecto pero por ahora los resultados de los estudios realizados son contradictorios.
Así, algún estudio (como este sobre Starbucks) muestra una leve reducción de las calorías de cada consumición, concretamente un 6% menos. Pero hay otros que no muestran ninguna diferencia entre el antes y el después de la publicación de las calorias, o diferencias poco significativas. Incluso aunque el consumidor indica que la información calórica si le influye en su decisión, apenas hubo cambios en la compra final. Como señala el artículo de JAMA, son estudios a corto plazo y eso limita un poco las conclusiones.
Las dos líneas de trabajo que propone el texto son:
– Promover en estas cadenas de comida rápida alternativas saludables, con un “atractivo” similar. Hoy por hoy, el brócoli no puede competir con las patatas fritas o la pizza. Sin embargo, las cadenas reconocen que estas alternativas tienen poco éxito, ¿quizás haga falta más imaginación o más educación?
– Como es lógico, se trata de estrategias a largo plazo, así que es necesario acompañar estas medidas con medidas de educación dirigidas a mejorar la alfabetización nutricional de los ciudadanos. Así también es posible evitar las consecuencias no previstas de estas medidas.
Puede que en este ámbito funcionen las medidas “nudge” para conseguir que a la hora de hacer el pedido, la opción saludable tenga alguna prioridad. El componente educativo es bajo pero, si se diseñan bien, son efectivas. Aunque la seducción de la patata frita no tiene rival… por ahora.
Dicen los psicólogos que las recompensas hay que hacerlas inmediatamente a la conducta deseada…si quieres cambiar una conducta deberás generar una recompensa a los ojos del que ejecuta la conducta.
Es dudoso que alguien vea como un beneficio inmediato ingerir menos calorías…porque estás ingiriendo calorías -aunque sean menos- y el esfuerzo no se evidencia inmediatamente.
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Es cierto que la seducción que ejercen las patatas fritas no tienen rival por ahora, pero tenemos que combatirlo para que los más pequeños opten siempre por una buena alimentación y una mejor nutrición
Yo considero que es fundamental ampliar los conocimientos culinarios de las personas, la mayoría de la gente piensa que la comida basura es la más sabrosa, pero también hay muchas comidas que son saludables y deliciosas al mismo tiempo