Robert Watcher, profesor del departamento de medicina de la Universidad de California, plantea algunas reflexiones sobre el mundo digital en un breve artículo que publica Annals of Internal Medicine. Y aunque sea breve, es de los textos que impacta y te hace pensar.
Watcher recuerda el concepto de la paradoja de la productividad, que planteó en 1993 un profesor del MIT llamado Erik Brynjolfsson. Esta paradoja se basa en las expectativas que siempre existen sobre la irrupción de la tecnología en las organizaciones: esperamos mejoras inmediatas e infinitas, y nos encontramos con que casi nada cambia, y con una productividad que se mantiene constante. Robert Solow, premio Nobel de economía, lo resumió en una frase: “la era de la computación está en todas partes menos en las estadísticas de productividad“.
Quizás suene un poco exagerado, pero no podemos esperar mejoras inmediatas a nivel global, y más cuando el cambio basado en la tecnología necesita de un periodo adaptativo muy largo. Las grandes bases de datos y los entornos de programación avanzada, por ejemplo, no transforman los procesos por arte de magia, etc. La clave es otra: necesitamos repensar e imaginar los procesos de trabajo en un nuevo entorno. Es decir, tenemos que hacer un ejercicio de creatividad y replantearnos como queremos trabajar.
Watcher recuerda una frase atribuida a Henry Ford: “Si hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido“. La cuestión no es adaptarse a la tecnología e integrarla en nuestra actual forma de hacer las cosas, es necesario preguntarse si todo lo que hacemos es necesario, conveniente o si hay una forma diferente (y mejor) de hacerlo. Para ello, es esencial buscar a las mentes inquietas de la organización (o generar un clima de cambio), a las personas que se replantean a diario la forma clásica de hacer las cosas, y unir las nuevas herramientas con nuestras necesidades y las de los pacientes.
La tecnología funciona, pero los procesos de los años 70 y 80 están pensados para trabajar con máquinas de escribir y con enciclopedias en papel. La creatividad nos pide a gritos que rompamos en trocitos todo lo que tenemos y volvamos a pensar como queremos que sean los sistemas sanitarios del siglo XXI. La prueba del fax siempre funciona: ¿tienes algún proceso que todavía se base en comunicación por fax? Bienvenido a 1985.
Me ha gustado esta entrada Miguel. Ya sabes que soy de los que piensas e indago si hay formas diferentes (y mejores) de hacer las cosas, pero… ¿este proceso que nos relatas sería similar cuando hablamos de salud? ¿cómo integrar la innovación con las evidencias y la toma de decisiones? Si a todo esto le metes la gestión, creo que nos da para unos cuantos post, ¿no?
Un placer leerte, como siempre.
Creo que la clave es plantearnos si, en el contexto actual, las consultas, la comunicación entre profesionales, la toma de decisiones, etc. se realiza de la forma más eficiente y segura. ¿Hemos evolucionado o solo ponemos parches?
Gracias maestro
Interesante entrada, sin duda. Aunque creo que el concepto de creatividad es más amplio y no necesita de "romper en trozos" lo que ya tenemos. Y porqué lo digo, porqueblo quebya tenemos conforma el dominio del individuo, el entorno, que aderezado con sus caractrricas de personalidad hará que pueda tener esos enfoques tan necesarios para generar procesos/formas de actuacreativas e incluso innovadoras.
Muchas gracias por dejarme compartir y añadir este (mi) pequeño aporte.
Hola Iván. Sinceramente mi opinión va por días en eso que planteas. A veces soy mas precavido y prefiero no romper todo y conservar lo bueno, pero cuando veo que eso nos obliga a cargar con las costumbres, los vicios, los statu quo y demás, casi prefiero romperlo todo y empezar desde cero.
Gracias por pasarte por aquí 🙂
Como dijo Jack Sparrow, el problema no es el problema, el problema es tu actitud frente al problema. Si la actitud habitual es el "mejor no tocar nada para no "jorobar" lo que mas o menos ya funciona, frente a intentar resolver el problema (que en efecto se compone casi siempre de pequeños problemas concatenados), es dificil abandonar ese fax "vintage" o esas peticiones o consentimientos informados en papel dificiles de clasificar en un entorno digitlal. El desgaste que conlleva para los "innovadores" es eterno: echad una ojeada a un gran ejemplo de resiliencia para forzar un cambio bueno para todo el mundo http://medicablogs.diariomedico.com/unademedicos/2016/02/18/los-intraemprendedores-en-el-sistema-publico-de-salud/ Pero gracias por agitar como un batido las mentes en este bochorno.
Tras estos años, conozco a muchos innovadores que se han rendido y han preferido dejar de tirar del carro. La costumbre y el poder han ganado casi todas las batallas, pero siempre queda una pequeña aldea llena de irreductibles galos que resiste el ataque del invasor 🙂
Un abrazo! Y gracias por el enlace
Muy buena entrada, porque da mucho que pensar. Tras leerla me quedo con la sensación de que en muchos casos ponemos la nueva herramienta por delante e intentamos adaptar el proceso, cuando lo lógico sería hacerlo al revés: pensar primero en cómo podemos mejorar el proceso y después en cual de las herramientas disponibles pueden ayudarnos a conseguirlo.
Cada vez soy más fan del 'Keep It Simple Stupid', aunque ello suponga no utilizar la herramienta más molona del momento.
Y como dices volver a crear nuevos procesos, aunque si los ejecutamos sobre mentes antiguas = disonancia asegurada