Uno nunca lo hace mal… Los que no se lavan las manos son los demás, los que no siguen el protocolo son los otros, los que tienen problemas éticos son mis compañeros. Nunca soy yo. Si el 10% de los profesionales lo hacen bien, yo siempre estaré en ese lado de la curva. Y si la media de mi unidad en cumplimiento es baja, miraré disimuladamente a mi alrededor buscando culpables.
Mi eficacia es total cuando la evalúo yo mismo. Por eso no voy a los talleres de mejora, por eso no atiendo mucho en las charlas de la gente de salud laboral o de medicina preventiva, por eso no participo en los proyectos de mejora de la calidad y la seguridad. Ir a esas cosas es admitir que lo haces mal. Y los que lo hacen mal, son siempre los otros.
Sin duda exageramos un poco, pero la cultura de seguridad en los centros sanitarios implica que esta forma de pensar desaparezca. Nadie es infalible.
Nota: la imagen es de una campaña de seguridad vial de Nueva Zelanda.