La formación entre iguales avanza poco a poco en nuestro país. Seguro que os suenan proyectos como Paciente Experto (Catalunya), Paciente Activo (Euskadi) o la Escuela de Pacientes (Andalucía). Una de las claves de este tipo de proyectos es que se centran en formar al paciente en el manejo de su patología crónica, siendo el formador otro paciente que asume el papel de experto. Además, en los grupos de formación se genera una red de apoyo emocional que ayuda al paciente a reforzar y mejorar su hábitos y comportamientos.
Un reciente artículo publicado en Atención primaria y firmado por Alina Danet, María Ángeles Prieto, Estibaliz Gamboa, Lourdes Ochoa de Retana y Joan Carles March (“La formación entre iguales para pacientes con diabetes mellitus 2. Una evaluación cuantitativa y cualitativa en el País Vasco y Andalucía“) permite avanzar en el conocimiento, la difusión y la evaluación de este tipo de iniciativas dado que en la publicación han evaluado los programas andaluz y vasco de formación de pacientes.
Para ello, se han realizado unas encuestas pre y post intervención a casi 300 participantes y además se ha entrevistado a 44 personas para obtener la información cualitativa. Entre las conclusiones destacamos la influencia positiva en la adopción de hábitos saludables y la “mejora la autoeficacia, la confianza y la autoestima de las personas con DM2“.
El análisis cualitativo da algunas pistas sobre las líneas de mejora que precisan este tipo de proyectos para su consolidación: continuidad a medio y largo plazo, adaptación de materiales formativos a las necesidades locales, colaboración del profesional sanitario que debe conocer y promover la participación del paciente y por supuesto apoyo de la administración sanitaria.
La senda ya está trazada, y con propuestas como las incluidas en el artículo, es mucho más sencillo mejorar. Además, la evaluación crítica siempre es bienvenida.
El análisis cualitativo da algunas pistas sobre las líneas de mejora que precisan este tipo de proyectos para su consolidación: continuidad a medio y largo plazo, adaptación de materiales formativos a las necesidades locales, colaboración del profesional sanitario que debe conocer y promover la participación del paciente y por supuesto apoyo de la administración sanitaria.
La senda ya está trazada, y con propuestas como las incluidas en el artículo, es mucho más sencillo mejorar. Además, la evaluación crítica siempre es bienvenida.