Ayer tuvimos la oportunidad de compartir un trocito de tarde con los asistentes a las Jornadas de Urgencias y Emergencias de Talavera. El eje del debate fue el liderazgo y el trabajo en equipo en el ámbito sanitario, y hubo varios aspectos concretos que surgieron durante nuestra intervención y en el debate que nos han hecho reflexionar.
Por un lado, un aspecto que se mencionó dentro de las competencias esenciales de los buenos jefes (asociadas al papel de líder) fue la capacidad del jefe/líder para promover el desarrollo de su equipo: crecimiento, coaching, participación en la toma de decisiones, etc. Se trata de un factor esencial para que el equipo crezca, para mejorar en autonomía, en conocimiento técnico y en su funcionamiento.
Otro aspecto en esas competencias hablaba de toma de decisiones y de coraje. Los líderes (y los jefes) deben ser capaces de tomar decisiones en los momentos difíciles y están deben ser coherentes con el rumbo marcado, y lo más importante: deben ser capaces de explicarlas, de compartir el motivo del sentido de la decisión. Las decisiones inconsistentes, en secreto o con intereses poco éticos no tienen cabida, y de hecho son verdaderas ADME (armas de destrucción masiva de equipos).
Una de las preguntas de los asistentes se centró en los problemas de los equipos cuando alguno de los trabajadores que lo integran no alcanza los niveles mínimos de calidad en el servicio que se presta, o no cumple los criterios en materia de seguridad o los protocolos, etc. Asimismo, se comentó que hay trabajadores que se “escaquean” de su trabajo habitual, evitando las situaciones de gran carga de trabajo. Se trata de situaciones complejas, y quizás lo primero que hay que hacer es intentar conocer y entender el motivo que hay detrás de estas situaciones. Problemas personales, falta de conocimientos o incluso actitudes no aceptadas en el equipo. Antes de buscar la parte negativa, es conveniente analizar los posibles motivos, ya que en ocasiones no se trata de un “escaqueitor” sino de un trabajador con problemas.
Y finalmente también hablamos de paradojas. Es muy difícil hablar de trabajo en equipo en el ámbito sanitario cuando la mayoría de los equipos se crean en base a loterías llamadas “concurso de traslados” o “movilidad interna”, es decir, casi al azar. Buscar al mejor integrante, revisar las competencias de los miembros de un equipo o incluso crear un nuevo equipo para una unidad, deben ir asociados en el sector público a una serie de procedimientos que no garantizan en casi ningún caso que se pueda elegir al mejor equipo. Citamos el caso de la evaluación del equipo de atención a casos de Ébola en el Hospital Universitario Virgen del Rocio, cuyo análisis aporta muchas ideas de la naturaleza de los equipos de trabajo.
Hubo muchas conclusiones, pero una de ellas fue la existencia de líderes de postal, que cumplen muy bien con las competencias típicas “de foto” (reuniones, escucha activa) pero fallan en las realmente importantes: cuidar al equipo, tomar decisiones, promover su desarrollo y estar siempre en los momentos críticos. Como decía la canción: ¿Dónde estabas entonces, cuando tanto te necesité?