Las búsquedas sobre temas de salud en Google siempre han sido un terreno inestable. Mucha información pero sin la posibilidad de separar de forma sencilla los resultados fiables basados en la evidencia de los resultados sin rigor. Para mejorar esta situación, en 2015 Google inició un nuevo proyecto con Mayo Clinic y Harvard Medical School para ofrecer información fiable, redactada por profesionales sanitarios y revisada para que sea fácil de entender.
El resultado es muy potente, como explican en esta noticia de RankRanger, y las fichas de salud ofrecen la siguiente información: síntomas, tratamientos más habituales, información básica (duración, pruebas asociadas, etc), rangos de edad más frecuentes, formas de contagio, etc. Además, el formato es muy atractivo y sencillo:
Por supuesto, todo proyecto de este nivel y que además destaca una información frente a otra tiene también su lado negativo: expertos que alertan ante la posibilidad de incrementar el autodiagnóstico (con el riesgo que implica) y también “expertos” en medicina natural que se quejan porque las fichas de Google ofrecen principalmente soluciones quirúrgicas o farmacéuticas, dejando de lado los productos naturales.
La solución es muy útil, y ojalá la veamos en unos años en la versión española del buscador. Pero, ¿cual es el problema de Google hoy por hoy? Por un lado, la mayoría de las personas que consultan este buscador son incapaces de diferenciar las webs sobre salud con información de buena calidad frente a las de baja calidad. Además, muchas personas creen que Google revisa la información y que la ordenación que ofrece va asociada a la calidad (como un ranking). Y lógicamente, las cosas no son así.
En un estudio publicado en 2014 en la revista Journal of Medical Internet Research con el título “The Impact of Search Engine Selection and Sorting Criteria on Vaccination Beliefs and Attitudes: Two Experiments Manipulating Google Output” se plantearon que ocurriría si se modificaran los resultados de Google y se mostrarán resultados de baja calidad. Para ello, eligieron un tema controvertido y en el que la actitud y creencias de las personas tiene mucho que ver: la vacunación.
Uno de los grupos del estudio solo pudo ver resultados asociados a webs antivacunas (ellos no lo sabían) y esto provocó que empezaran a dudar de la efectividad de las vacunas y también que comenzarán a tener en cuenta los efectos negativos de las mismas. Es decir, el criterio de ordenación de Google puede conseguir que cambiemos de opinión frente a nuestras actitudes o creencias iniciales.
Aunque no nos demos cuenta, confiamos en los resultados de Google, los asumimos habitualmente como buenos y nuestra capacidad de filtro o nuestro conocimiento previo incluso puede verse afectado por el criterio del famoso Google PageRank. Así que, todo intento de mejora o de filtro previo será bienvenido, pero entraremos en la próxima disquisición: ¿cual es la mejor evidencia?