A veces encuentras artículos que te sorprenden y no sabes si se tratan de una broma o de algo muy serio. Algo así me ha pasado con un reciente estudio publicado por BMC Medical Informatics con título “Can mobile health apps replace GPs? A scoping review of comparisons between mobile apps and GP tasks”.
La estructura del artículo es muy sencilla y su objetivo es contrastar si se puede sustituir a un médico de familia utilizando aplicaciones móviles. Los autores utilizaron las competencias del médico de familia según el Royal College of General Practitioners y buscaron entre las apps de salud (Google Play y App Store) para saber si alguna realizaba exactamente funciones similares. El objetivo es prometedor pero quizás el análisis y la metodología no avalan las conclusiones, así que cualquier investigación adicional es bienvenida.
La tabla de tareas y funciones que se pueden sustituir (al menos añaden “potencialmente”) no es muy larga, y se trata de apps que parcialmente pueden desarrollar las tareas descritas. Por ejemplo, para recopilar datos y observaciones y crear la historia del paciente se destaca la app Medical History builder. Se trata de una app que lleva 3 años sin actualizar, con apenas 1000 descargas y sin comentarios sobre su uso, cuyo objetivo es ayudar al paciente a recopilar y escribir su historia clínica antes de la visita. Según los autores, “the app eliminates the need for a doctor to obtain a medical history from patients“, que es una afirmación demasiado optimista.
Si que hay algunas tareas en las que la app es una herramienta de apoyo, como en las relativas al examen clínico (como los wearables de seguimiento de ritmo cardiaco o de ECG), o los asistentes de voz que pueden ofrecer información sanitaria (Siri, Alexa, etc). Y por supuesto, hay apps que fomentan y ayudan al paciente en su autocuidado, pero no creemos que los autocuidados impliquen una sustitución del profesional de la salud en esos términos.
En resumen, que los avances están ahí y hay que seguir con su evaluación, uso e incorporación a los sistemas de información. En el terreno de la salud, es esencial que las apps que se recomienden hayan sido revisadas previamente (cosa que no ha ocurrido en este artículo que se han fiado exclusivamente de la descripción de la app, ejem). Las herramientas de este tipo son, en algunos casos, un apoyo muy importante para pacientes y profesionales, y desde esta perspectiva es conveniente que se vayan implementando nuevos entornos de atención, comunicación y seguimiento del paciente.
Así que seguramente “sustitución” no es la palabra más adecuada y menos aún con pacientes crónicos. Además, ¿acaso la promoción de los autocuidados se realiza o promueve para que el paciente sustituya al profesional sanitario? Y por cierto, todo lo que comenta el artículo suena a utopía hoy por hoy, pero la evolución tecnológica tal vez nos depare sorpresas inesperadas a medio plazo. ¿Estamos preparados? ¿O simplemente decimos que no y miramos hacia otro lado?