Sanidad pública: el lastre de la espera



En el último barómetro sanitario (correspondiente al año 2018 y publicado hace unos meses) se incluyó una pregunta sobre el uso de los seguros privados de salud. Concretamente, a las personas que disfrutaban de doble cobertura (sanidad pública y seguro privado) se les preguntaba lo siguiente: “¿Y cuáles son las dos principales razones por las que ha contratado Ud. (o alguien de su familia) un seguro privado, teniendo ya un seguro público?“.


Las respuestas son muy variadas, pero permiten conocer algunos de los puntos débiles de la sanidad pública para algunos usuarios. Lógicamente existe un sesgo muy claro: es la opinión de la gente que puede permitirse un seguro privado de salud, pero se trata de un porcentaje significativo y su opinión merece una reflexión.

Estas son las respuestas:

Las cuatro razones que más han señalado los encuestados son: 
– Porque atienden con más rapidez que en la pública (77,9%).
– Porque se puede ir a el/a la especialista directamente sin consultar con el /la médico de cabecera (37,3%).
– Porque necesita algún servicio o atención que no está incluido en los servicios públicos, por ejemplo atención dental (15,4%).
– Porque atienden mejor que en la pública (15,1%).

Es muy llamativo que los dos factores más citados tengan que ver con la agilidad. El primero es la rapidez, bien sea porque los tiempos de espera para intervención quirúrgica o prueba sean más breves, o porque los trámites y gestiones son rápidos. El segundo es un viejo conocido: el gatekeeping no gusta (este término se refiere a la función del médico de familia de autorizar que al paciente para que pueda acceder al médico del hospital). Abandonar esa función implicaría reducir al mínimo el papel de atención primaria, con el riesgo de sobreutilización que implica, pero en ocasiones el paciente ve este paso como un obstáculo para acceder directamente al hospital (y la sanidad privada ofrece esta posibilidad como reclamo). En resumen, parece que los usuarios prefieren los seguros privados por la mayor agilidad, rapidez, coordinación y colaboración.

Si a este dato añadimos los cambios que piden los encuestados para el sistema sanitario, podemos tener un mapa muy interesante de experiencia (y de opinión) del paciente. Así, a la pregunta “¿Y podría decirme cuáles son los principales problemas que cree Ud. que deberían ser solucionados?“, las respuestas más habituales fueron:
– Las listas de espera para ser atendidos/as (86,8%).
– La masificación (congestión) de las urgencias de los hospitales (67,7%).
– El poco tiempo que dedican los/as médicos/as a los/as pacientes en las consultas (38,8%).
– El copago de medicamentos (36,4%).
– Por cierto, temas como la mala gestión o los aspectos hosteleros (limpieza, comida, etc) alcanzan un porcentaje del 1,3% y 13,3% respectivamente. Es decir, son importantes pero el usuario prioriza otros elementos como los citados anteriormente.

Volvemos con los temas de agilidad y rapidez: listas de espera y masificación de urgencias. Curiosamente se trata de problemas antiguos, conocidos desde hace décadas y quizás ya asumidos como de difícil solución. ¿Será que somos incapaces de resolverlos? ¿O quizás es que ya no son problemas sino características del sistema? Quizás por eso ahora estemos más centrados en otros temas y otras prioridades, y las listas de espera son solo un arma arrojadiza entre políticos que nadie resuelve del todo.

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