Atención primaria… otra vez





Pocos textos resumen tan bien el problema (¿o crisis?) de la atención primaria en el marco de nuestro sistema sanitario público como este editorial que firma Joan Gené Badia en la revista Atención Primaria.


Son apenas 3 páginas y es de lectura obligatoria para cualquier persona interesada en el mundo de la gestión sanitaria o de las políticas de salud. Y creo que también para periodistas y comunicadores. Por si alguien tiene pereza o quiere algunas conclusiones rápidas, os las dejo a continuación.

El principio del editorial es un zasca mítico. Joan recoge alguna de las conclusiones de un artículo sobre la aparición de los médicos de familia británicos en los medios de comunicación y señala que: “Las apariciones públicas de los médicos hospitalarios británicos son para compartir su conocimiento, mientras que las escasas intervenciones de sus colegas de medicina de familia se centran en la defensa de su especialidad o en informar sobre las diferentes crisis que ha sufrido su ámbito de actuación. […] Desafortunadamente aquí ocurre prácticamente lo mismo“. Y claro, enseguida pensamos en la visibilidad, la confianza, la imagen del médico de familia en la sociedad, etc.

Los resultados en salud de la atención primaria son muy claros. Uno de los últimos estudios que se comentan en el editorial indica claramente que “la contribución de los médicos de familia a la reducción de mortalidad es muy superior a la de los especialistas de la atención secundaria“. Sin embargo, ni aún así…

La única referencia al tema presupuestario es bastante acertada. ¿Siempre hay dinero para el hospital que necesita más y más tecnología y nunca para estabilizar y evitar los problemas de plantilla (por ejemplo) en atención primaria? Dice este editorial: “El presupuesto ha castigado la docilidad de una atención primaria que está cumpliendo escrupulosamente con las medidas de contención, y en cambio ha premiado la deslealtad de unos hospitales que han seguido gastando“. De hecho, es muy acertada la visión de Gené cuando habla de la gestión en tiempos de crisis en el ámbito de atención primaria: “Los directivos se limitaron a intervenir sobre lo que podían recortar fácilmente como salarios, plantillas, lista de medicamentos o la población cubierta.“.

En cuanto a la gestión y a la organización, dos apuntes. Por un lado, la “hipertrofia burocrático-administrativa de nuestro sistema de atención primaria“, con muchos directivos. Por otro lado, el problema de la nula evolución del modelo, dado “que solo hemos añadido unos ordenadores a las consultas de los primeros centros de salud, mientras que la actividad clínica ha crecido en complejidad, llegando a incorporar muchas prestaciones que venían realizándose previamente con muchos más recursos en un entorno hospitalario“. 

¿Tenemos un problema de diagnóstico o quizás falta empezar a reformar el modelo? Uno de los párrafos finales lo deja muy claro: “No precisamos más comisiones para entender que debemos avanzar en la atención centrada en el paciente, aumentar la proporción del presupuesto destinado a atención primaria, promover un liderazgo compartido, hacer la medicina de familia más atractiva, incorporar más enfermeras, redistribuir las responsabilidades clínicas, fijar un nuevo modelo de relación con la atención especializada y los servicios sociales, así como modificar radicalmente el currículum universitario para incorporar plenamente la medicina de familia.“.


Y para acabar, os dejamos con la propuesta de re(re)forma de la atención primaria que plantean Colectivo Silesia y La Cabecera. Una buena forma de empezar a colocar las piezas del puzzle con un rumbo diferente.

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