Telemedicina: el concepto “tele” es muy amplio


Aunque llevemos unos cuantos años hablando de ehealth y de telemedicina, cada vez llegan más y mejores ensayos que pueden ayudar a tomar decisiones basadas en la evidencia. Uno de los más recientes lo firma un equipo de investigación español (dirigido por Bernardo valdivieso, del Hospital La Fe) y se ha publicado en la revista Medicina Clínica. Su título: “The effect of telehealth, telephone support or usual care on quality of life, mortality and healthcare utilization in elderly high-risk patients with multiple chronic conditions. A prospective study“.

El ensayo se realiza sobre 472 pacientes ancianos, en los años 2012 y 2013, en la Comunidad Valenciana, con un seguimiento posterior durante 12 meses. Los pacientes fueron asignados a uno de estos tres grupos: intervención de apoyo telefónico por parte de enfermería cada 15 días, telecuidados mediante dispositivos o cuidados habituales. Los resultados se midieron en base a calidad de vida, afectación cognitiva, mortalidad y uso de recursos sanitarios.

Y ahora llegamos a lo importante: los resultados. La única diferencia notable se observó en la variable calidad de vida (medida mediante EuroQoL-5D), ya que se observó una mayor puntuación en el grupo de telecuidados frente al grupo de cuidados habituales. Hasta aquí quizás sería una conclusión esperada por muchos, pero resulta que la calidad de vida de telecuidados fue similar a la del grupo de intervención telefónica.

Los resultados de este estudio los comentan también en la revista Gestión Clínica y sanitaria, en un análisis breve que firma Frances López Seguí. Su conclusión es muy clara: “el artículo de Valdivieso et al. es de alto rigor metodológico (tamaño de muestra, variedad y continuidad en la observación de outcomes… también para solventar los fallos en la aleatorización) y paradigmático en target, diseño y resultados de las intervenciones eHealth en poblaciones ancianas. Del texto se derivan tantas preguntas como respuestas“.

Además de algunas conclusiones sobre la necesidad de evaluar este tipo de tecnologías y de evitar el deslumbramiento ante cualquier proyecto similar, surgen diversas preguntas y reflexiones que merece la pena comentar.

¿Saldrían otros resultados si el estudio se realizara en 2018? la brecha digital se ha ido disminuyendo, pero pese a que el uso de tecnologías sea más habitual en la población anciana, ¿implicará que la efectividad de la ehealth será mayor?

Quizás la intervención telefónica nos suene anticuada o poco revolucionaria, pero el poder de la comunicación basada en la voz, el hecho de personalizar la atención (aunque sea por teléfono) y el papel de la enfermera son elementos cruciales que ayudan a inclinar la balanza. 

Respecto al uso de dispositivos, es cierto que en estos 6/7 años, la evolución ha sido muy importante y existen técnicas que antes apenas eran habituales. Sin embargo, la cautela para la puesta en marcha de sistemas de ehealth debe ser la misma, y la evaluación y discusión de la validez del proyecto debe ser constante. 

Para acabar, como siempre, no podemos olvidar a Tudor Hart y su ley de los cuidados inversos. Toda estrategia basada en herramientas digitales debe ir acompañada de una estrategia convencional para pacientes que no quieran/puedan/sepan utilizar las herramientas que se ponen a su disposición. 


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