Cuando la desconfianza entra por la puerta, el compromiso salta por la ventana


No hay duda: el compromiso de los profesionales es un elemento esencial cuando hablamos de liderazgo, motivación, cambio, etc. El compromiso se asocia, como contaban en este artículo de El País, con la “implicación intelectual y emocional de éstos con su empresa, y con ello su contribución personal al éxito de la misma“. Todo muy sencillo, y a la vez muy complejo.

El problema es el concepto de “organización” o “empresa” cuando hablamos de compromiso en el sector sanitario. ¿Compromiso con mi unidad/equipo/servicio? ¿Con mi hospital o centro de salud? ¿Con el servicio de salud? Curiosamente, el compromiso es decreciente cuando ampliamos el tamaño de la organización: mayor compromiso con mi unidad, menor con mi hospital y muy bajo con el servicio de salud.

Algunos autores hablan de liderazgo plural en el marco de organizaciones tan complejas como la sanitaria. No es igual la influencia en la unidad con el mismo jefe en 15 años (con una cultura muy marcada) que la que puede ejercer un gerente de un gran hospital con 5000 trabajadores. Además, los objetivos deben ser bastante próximos (lo de alinearlos es casi una utopía) y que los objetivos individuales, los de la unidad y los de la organización tengan algo que ver. Y no, no nos referimos a objetivos de contrato de gestión ni nada parecido.

El compromiso tiene mucho que ver con las expectativas, con trazar estrategias y planes de marca de forma conjunta para que los objetivos sean similares. La transparencia, la confianza y la participación son ejes del camino hacia el compromiso, pero no podemos dejar de lado algunos obstáculos: la dificultad de poner de acuerdo a unidades/equipos que casi se odian, o cuando existe algún líder narcisista que prefiere que su unidad vaya por libre. El compromiso y la confianza son muy difíciles de conseguir, pero sin ellos es difícil armonizar este territorio de silos que es una organización sanitaria. 

Hace unos años, el King’s Fund lanzó una guía sobre liderazgo colectivo, que se basa precisamente en lo que hemos comentado: entornos positivos, asumir la responsabilidad del éxito de la organización, resolución conjunta de problemas, etc. Parece un poco un mundo de fantasía e ilusión, pero cuanto antes empecemos, más fácil será. Y además, en una organización pública que se centra en la salud de toda la población, debería ser algo normal, ¿o no?

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