Romper las reglas



Esta entrada de José Cabrera sobre rebeldes en las organizaciones ha generado un intenso debate en las redes sociales alrededor de la figura del rebelde y su papel en el entorno sanitario. Queremos destacar dos de las ideas de Cabrera en su texto:


1. Un buen ejemplo del papel de los rebeldes es su lucha contra la conformidad, entendiendo que este elemento de la cultura es una gran losa para el futuro de las organizaciones.

Pero la realidad es que las organizaciones pagan un alto precio por la conformidad, en términos de compromiso, iniciativa y creatividad de las personas. Pero para tener éxito y evolucionar, las organizaciones necesitan encontrar un equilibrio entre la adhesión a las reglas formales e informales que proporcionan la estructura necesaria, y la libertad que necesitan las personas para conectar con sus pasiones y encontrar sentido y propósito en lo que hacen.


2. Por otra parte, Cabrera deja muy claro que una cultura basada en la innovación pasa por permitir que los rebeldes lancen sus ideas, sus retos y sus miedos:

Si una organización desea sinceramente crear una cultura persistente de innovación, una buena estrategia es mantener un nivel adecuado de rebeldes en la organización, y proporcionarles las herramientas y métodos para presentar con libertad, y sin miedo a las consecuencia ideas constructivas cada vez que se les puedan ocurrir.


Seguro que más de un lector piensa que estamos hablando de utopias, que la cultura preponderante en el sector sanitario es precisamente aquella que ataja de raíz la aparición de rebeldes, y que condena esta característica con castigos o silencios. Pero afortunadamente, la realidad es mucho más ilusionante de lo que parece, y en ocasiones los grandes líderes nos ayudan a sonreír. Precisamente, hace pocos días, Donald Berwick publicaba un artículo breve en JAMA con un título muy muy rebelde: “Breaking the Rules for Better Care“.


Seguro que la mayoría conocéis el concepto de “triple aim“, es decir, las estrategias dirigidas a cumplir un triple objetivo: mejores cuidados para los pacientes, mejor salud para la población y más eficiencia. Este modelo, promovido por el Institute for Healthcare Improvement y la llamada Leadership Alliance, persigue el rediseño radical del sistema y las organizaciones sanitarias para alcanzar los objetivos citados. 


Hace un año, decidieron dar un paso más y anunciaron la “Breaking the Rules for Better Care Week, basada en el papel de los líderes y jefes de cada organización que debían lanzar una pregunta muy simple a profesionales y pacientes: si pudieras romper una regla para mejorar los cuidados al paciente, ¿cual sería?


Muchas organizaciones sanitarias de Estados Unidos y Reino Unido lanzaron sus campañas, pidiendo colaboración por email o mediante intranet. Por ejemplo, en la web de NHS Highland (una de las organizaciones participantes) lo dicen muy claro: “nada se considera sagrado“. Las 24 organizaciones que participaron en la primera edición consiguieron detectar 342 reglas que no aportan valor a los cuidados (ni mejoran la calidad o la seguridad en la prestación del servicio). 


Todas las propuestas se agruparon en tres bloques: (1) hábitos y costumbres de la propia organización sin base en reglas legales, técnicas o científicas; (2) reglas genéricas que los responsables de cada organización pueden adaptar (por ejemplo, recomendaciones de un servicio de salud que cada centro puede o no poner en marcha); (3) normas vigentes que son de obligado cumplimiento. Las sugerencias más habituales fueron las siguientes:




Una vez recopiladas las propuestas, las acciones más comunes por parte de los responsables de cada organización fueron:
1. Desmentir los mitos respecto de costumbres y hábitos de la organización mediante formación y comunicación, recordando que no son obligaciones legales.
2. En el caso de normas procedentes de organismos reguladores, preguntar por el alcance real de la norma en cuestión.
3. Cambiar la norma local de la organización evitando la regla que no aporta valor.
4. En el caso de normas claras de organismos reguladores, transmitir la sensación de trabajadores y pacientes sobre el poco valor que aporta la norma en cuestión por si es posible su cambio o adaptación.


Lo más llamativo de la campaña, es que el 78% de las sugerencias recibidas entraban en el ámbito de actuación de cada organización y las reglas a las que se referían podían ser modificadas, adaptadas o eliminadas sin problemas y sin pedir permiso.


¿Está nuestro sistema preparado para este tipo de iniciativas? ¿Cuando nos daremos cuenta de que sin la colaboración de todos es imposible dar pasos hacia el cambio, la innovación y la disrupción? Ahora solo queda recordar que los rebeldes, las ideas que rompen mitos sagrados y las iniciativas casi clandestinas merecen todo el interés y apoyo por parte de la organización. Callar estas voces es sinónimo de cerrar la puerta a un futuro mejor, y con más y mejor salud.

9 comentarios

  1. Muy bueno, ya sabemos que "no estamos locos".
    Muchas gracias.

  2. Bueno, real y necesario, bravo¡

  3. Me ha encantado. Lastima q lo enfoquemos en nuestra profesion y no antes. Ojala en mis estudios hubiera encontrado lineas q no se basaran tanto en las disciplinas y mas en el desarrollo de talentos y valores… O tuve suerte de completarlo fuera?
    Un saludo

  4. Mañez ..!!! Que me gusta la transgresión para avanzar !!! Felicidades !!!

  5. Esto que cuentas están obvio… Se trata de pararse a analizar, mejorar escuchando a los que dan soluciones viables y romper moldes obsoletos y caducos que no aportan ningún valor a los resultados que se pretenden conseguir.
    Quien no lo vea así sufre "miopía gestora"
    Bss M. Angel.
    Yo tb voto por la revisión de las reglas establecidas desde años.

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