Cazadores de mitos: incentivos


Uno ya no sabe que pensar cuando se habla de incentivos asociados a la actividad de los profesionales sanitarios… Parece que el año 2017 va a ser el año internacional de los incentivos, puesto que solo en enero se han publicados artículos de esos de leer y tomar notas.

El primero lo ha publicado Social Science and Medicine y sus autores son investigadores de la Universidad de Manchester. Su objetivo era medir si el uso de incentivos asociados al rendimiento podía influir en la satisfacción laboral de los profesionales, dado que en ocasiones este tipo de incentivos han sido criticados por reducir la autonomía o por “invitar” a seguir un camino en el que no siempre se cree. Las conclusiones del artículo demuestran que los incentivos asociados a la actividad no tienen ningún efecto en la satisfacción del profesional. 

El segundo artículo lo hemos leído en Annals of Internal Medicine y se trata de una revisión sistemática que relacionan el pago por rendimiento (P4P), los procesos asistenciales y los resultados en salud. Las conclusiones son muy claras: se observa evidencia de que los incentivos se asocian a mejoras en los procesos pero no se puede demostrar que los incentivos consigan resultados en salud en los pacientes. 

¿Destruyendo mitos en el terreno de la gestión sanitaria? ¿Debemos seguir creyendo que los incentivos son la solución a muchos problemas? Otro aspecto a revisar es si los incentivos cumplen con unos criterios mínimos de calidad en cuanto a su diseño. Quizás la aplicación del checklist de Glasziou sea la solución para evitar incentivos dañinos o perversos.

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