Todo por el aire #miprioridadensanidad #eleccionesDM

Hace unos días, Diario Médico publicó nuestras reflexiones sobre el rumbo que debe tomar la política sanitaria en España. Lógicamente se trata de un texto incompleto, faltan muchas cosas por poner (por ejemplo, nos habría gustado incluir un párrafo sobre la necesidad de cambiar las fronteras profesionales, es decir, redefinir las funciones de cada profesión), y quizás no hemos hablado lo suficiente de liderazgo o de estrategia, de voluntad de cambio y de valentía. Pero el texto ya está publicado, y aquí lo tenéis:

Llegan las elecciones, la hora de las promesas, ese punto de inflexión en el que muchos sueños pueden convertirse en realidad. Algunos con más evidencia que otros, algunos con más apoyo popular que otros… Pero realmente los cambios reales tardan en llegar, quizás porque los grupos de presión no quieren que nada cambie, o porque el equilibrio a veces pasa por no mojarse.


Diario Médico nos ha pedido a algunos blogueros que nos mojemos y lancemos una serie de ideas para #EleccionesDM por si algún día nos nombran ministros. Es fácil escribir #MiPrioridadEnSanidad e imaginar sin la presión de que algún día el teléfono sonará, así que aquí van, sin orden de ningún tipo, nuestras propuestas para el ministerio.

Antes de empezar es conveniente dejar algunas cosas claras: hacemos propuestas teniendo en cuenta las competencias ministeriales, más centradas en la legislación básica del sistema sanitario, la planificación, la coordinación y la salud pública que en el día a día de las organizaciones o en aspectos de recursos humanos.

Si la evidencia es la base de todo, es necesario que todas las actividades de evaluación de tecnologías sanitarias se estructuren adecuadamente alrededor de una agencia estilo NICE. Dotada de medios, con expertos de primer nivel y con una ley que respalde sus informes y recomendaciones, es necesario recordar a todos los servicios de salud que hace falta tener información fiable para la toma de decisiones.

Desde la perspectiva de la cartera de servicios, una de las premisas de la oferta de servicios del sistema público debería ser que lo que no aporta valor al ciudadano o a la población, no debe ser financiado. Esto debe aplicar a tecnologías, pruebas, medicamentos, etc.

En el campo de las innovaciones farmacológicas es un terreno muy complejo y polémico, pero es evidente que hay nuevos medicamentos que no aportan nada frente a los existentes, y duplican el precio (por poner un ejemplo).

Además, sería conveniente una revisión a fondo de la normativa de cartera de servicios, principalmente en lo relativo a la incorporación de nuevos servicios para así evitar que se utilice la sanidad con fines electoralistas o que se incorporen servicios de baja efectividad.

En el caso de la política de recursos humanos, si bien el estatuto marco es una normativa estatal, cada comunidad autónoma puede desarrollar su propia normativa. El ministerio debería plantearse dos cambios fundamentales: uno sobre los nombramientos eventuales/temporales, y otro sobre los procedimientos de selección. ¿Estamos realmente seleccionando a los mejores para cada puesto de trabajo? Ha habido algunos avances pero queda mucho por andar, el problema es que hay muchos frenos activados para impedir cada paso.

El modelo sanitario debe estar claro, predefinido y con una norma clara que no deje lugar a dudas. Y uno de los elementos clave en ese modelo es la universalidad para todo residente en el país, sin restricciones. Podremos poner mecanismos de control para evitar fraudes (como el turismo sanitario), pero la universalidad no puede admitir matices. Por cierto, ese modelo debería preparar el terreno para la supresión de Muface y otras mutualidades para funcionarios, aunque seguramente habría mucha oposición (más de la que imaginamos).

Coordinación de los sistemas de información. Hace años el Ministerio planteó un programa común de interconexión entre la historia clínica electrónica de cada servicio de salud (“Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud”), y en pleno 2015 no ha habido los avances esperados. Se trata de un aspecto que necesita un impulso claro por parte de la administración central.

Uno de los temas de moda en los últimos tiempos es la profesionalización de los directivos sanitarios. El papel del Ministerio no llega a los detalles pero se podría mejorar la redacción del Estatuto Marco adaptando las nuevas propuestas que existen sobre el tema (reducir o eliminar la politización, potenciar el papel de los consejos de gobierno, etc.). También debería mejorarse este apartado en la Ley General de Sanidad, que realmente necesita algún remiendo más en otros temas.

¿Y la participación en la toma de decisiones? El Ministerio suele hablar de forma constante con los interlocutores oficiales (sindicatos, colegios, etc), pero en ocasiones, y de cara a tomar decisiones complejas, es necesario que dichas conversaciones se amplíen para dar cabida a otras voces, quizás no oficiales, pero con un gran respaldo social. Si siempre se pregunta a los mismos, las respuestas nunca cambiarán y además muchas veces encontraremos opiniones que realmente no representan al grupo.

Y si hablamos de sanidad, hay que hablar de salud pública, de determinantes sociales y de aquel lema de “salud en todas las políticas”. El Ministerio no puede dejar de lado el papel protagonista que tiene en temas de salud pública, la educación y la promoción de hábitos saludables, y debe tejer con todos los agentes una serie de acciones transversales de mejora.

Unido a ello, debería replantearse desde una perspectiva legal el papel de la atención primaria, y potenciar su faceta de agentes de salud comunitaria (quizás lo más olvidado del nivel asistencial olvidado). La parte social debe ir de la mano con la sanitaria, es la única forma de trabajar. De hecho, sería la única integración por la que habría que luchar: la de las estructuras sanitarias con los servicios sociales. ¿Difícil? ¿Quién dijo miedo?

La sanidad española se financia con impuestos, pero una buena parte procede de los presupuestos generales del estado. ¿Es el momento de crear un sistema de financiación más ajustado a la realidad? Hay mil factores que afectan a la financiación y cada territorio querrá que los factores que más le beneficien, sean los principales.

Por ello, antes de negociar, hay que hacer un trabajo serio, con un grupo de expertos (ya hay varios estudios que podrían actualizarse) para tener muy claros los elementos que se deben poner sobre la mesa. Lástima que después la política, los pactos y los intercambios jueguen también su papel a la hora de la verdad.

Acabamos con la transparencia, quizás la parte más hipster de esta lista. El Ministerio permite el acceso al CMBD, pero hay que ir más allá: datos actualizados de prescripción de medicamentos, datos de productos sanitarios, publicar información periódica de actividad y calidad, etc.

De esta forma, tal y como ocurre con el portal de datos del NHS o de Medicare, sería posible comparar entre centros y facilitar la libertad de elección. Y además dar una pirueta final y empezar a publicar los informes, auditorias, etc. que se realizan de los centros sanitarios (o al menos incluir esa obligación en alguna norma).

Y con estas medidas, damos por inaugurada la nueva legislatura. Seguro que falta mucho por decir (y más aún por hacer) pero con unas bases claras, es posible empezar a caminar.

Nota: la imagen es de torbakhopper, vía Flickr. Algunos derechos reservados.

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