Los directivos que miraban fijamente un tuit #haztetuitero

Nuestra buena amiga María José Mas ha publicado en su blog Neuronas en crecimiento una entrada rompedora, con un objetivo sencillo: conseguir más tuiteros en su especialidad. Y como suele ocurrir con las buenas ideas, la realidad ha superado la idea inicial, y y son varios blogs (como el de Ana o el de Beatriz) los que han acogido el mensaje y lo difunden a las cuatro wifis.

El hashtag original es #haztetuitero y hemos querido llevarlo al entorno de la gestión. Tras el último congreso de hospitales y después de constatar que había menos de 30 tuiteros en un congreso de 2000 asistentes, creemos que es esencial exponer de nuevo la utilidad que tiene Twitter (o mejor dicho todo lo que implica, ya que al final la herramienta es lo de menos) para un gestor, líder, jefe, o quien sea.

Lo primero, y coincidimos todos, es la facilidad para aprender, estar informado, acceder a evidencia y leer lo mejor. Al principio twitter puede parecer el reino de la infoxicación, con tantos enlaces y mensajes, pero al final, cuando veas tu red de conocimiento, es la mejor forma de mantenerse al día. Si confías en 30 usuarios que hablan de tus temas de interés, leyendo sus tuits en una lista, estarás actualizado sin problema. Lo mismo para leer las revistas científicas de tus campos de conocimiento, ya sea el BMJ, el NEJM o el Marca. Todos están en Twitter y además suelen difundir los artículos, sus blogs, etc.

Lo segundo, y no menos importante, es generar una red de personas con intereses similares a los tuyos. Entras en Twitter sin conocer a nadie y poco a poco te vas involucrando en proyectos, difusión de ideas, tweetups, movimientos, o sencillamente vas conversando con otros usuarios. Pertenecer a esas redes sociales de conocimiento otorga mucha potencia a la herramienta, pero donde realmente esta la utilidad es en la conexión que se genera. Y así cuando te preguntan por un paciente experto en diabetes, piensas en Dani. O si hablas de geriatría, te acuerdas de Patricia. Y si te comentan algo de radioterapia, acudes a Tere. O finalmente, si alguien plantea un dilema sobre la atención primaria, los elegidos podrían ser Vicente, Raul, Fernando, Rafa o Roberto.

Pero, ¿y la accesibilidad? Lo más sorprendente para el novato es que Twitter invita a la participación y al debate, casi tanto como el diálogo cara a cara. Si preguntas, te responden; si te metes en una conversación ajena, eres bienvenido; y si pides más información a alguien por mensaje directo, hasta te piden el email porque 140 caracteres suelen ser pocos. Twitter es una herramienta muy abierta y permite contactar con expertos, profesionales con otros puntos de vista… Una forma diferente de aprender, como demostró Guillermo Solana, el director artístico del Museo Thyssen. 

Un tercer elemento que nos entusiasma de Twitter es su capacidad de favorecer el activismo. Esa red y esos intereses compartidos ayudan a potenciar la colaboración y así surgen campañas, iniciativas, proyectos en común, etc. Lo más llamativo es que estas campañas están progresivamente sustituyendo el papel de los colegios, sindicatos y sociedades científicas, que ven como su labor de cohesión y apoyo al profesional, se quedan cortas ante la potencia de la web 2.0 para cohesionar a las personas que realmente quieren mejorar el sistema nacional de salud. Y es que: dos tuiteros y un hashtag, iniciativa 2.0 al canto.

Y por fin, Twitter es una herramienta perfecta para el debate y para saber que piensan los profesionales y pacientes. Lógicamente tiene un sesgo muy particular, el propio de las redes sociales (crees que el universo piensa como piensan los tuiteros), pero el alcance es realmente muy amplio. Seguir un hashtag, conocer la opinión de muchas personas sobre un tema concreto (como ejemplo, este artículo del BMJ), llegar a blogs desconocidos que resumen perfectamente las ideas que pasan por tu cabeza, etc. Puede que no cambie el mundo, pero el debate hoy por hoy también está en la red. A su manera, pero ahí está, e incluso las revistas especializadas escriben sobre ello como en Health Policy.

En resumen, que un gerente, un directivo, un jefe o un político sanitario, siempre que estén comprometidos con su trabajo y con la mejora del sistema sanitario, están casi obligados a estar y participar en Twitter. Algún día, se valorará de la misma forma participar en un webinar explicando una medida sanitaria o política, que acudiendo a una rueda de prensa o a una conferencia aburrida sin apenas difusión. La web 2.0 es esencial para la colaboración y para fomentar el liderazgo abierto, que es precisamente una de las carencias de muchos directivos. 

Ahora te toca tirar…



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