El fin de los congresos aburridos: ¿probamos con una desconferencia?



Igual que siempre se recuerda el primer beso, o eso dicen, también se recuerda la primera desconferencia. Quizás no sea tan romántico ni emotivo, pero sin duda marca. Era enero de 2010, y tras dudarlo unos cuantos minutos y engañar a otro futuro ponente, acabamos en un evento Barcamp que se celebraba en Valencia hablando de gripe A y web 2.0. Barcamp era una red de desconferencias que surgió en California en el año 2005 y que se extendió en muchas ciudades, centrada principalmente en temas de redes sociales, web 2.0, programación, etc. El secreto de este tipo de eventos era que cualquier persona podía exponer un tema y generar un debate multidisciplinar.


Sin embargo, las desconferencias no triunfaron del todo, y mucho menos en el entorno sanitario que nos rodea (hay algunas excepciones como Euskadi, que ha experimentado con eventos como el World Café; el Congreso de la Blogosfera Sanitaria, o el reciente encuentro “Juntos contra el aislamiento digital“, etc). La comunidad #hcsmeuES decidió utilizar este formato y en abril de 2011 celebró otra desconferencia, con mesas de trabajo, recogiendo opiniones de todos los participantes y buscando que hubiera cien voces y no solo cuatro o cinco. El resultado lo podéis ver en este enlace.

Sin embargo, el mundo de la difusión de conocimiento en el ámbito de la salud seguía igual. Se hablaba de las desconferencias, se pedían nuevos modelos pero no se daban pasos en ninguna dirección. Para recoger la opinión de todos los profesionales interesados en el tema, wikisanidad organizó un encuentro en twitter en abril de 2014 bajo el hashtag #cambiacongreso para establecer las bases de un nuevo modelo de congresos sanitarios. Muchas opiniones pedían más participación, promover la inteligencia colectiva y conseguir un modelo más multidisciplinar. En este punto la pregunta está clara: ¿y si todos los congresos incluyeran alguna desconferencia?

Pero claro, si la propuesta viene de los frikis de siempre, parece que no tiene sentido. Sin embargo, cuando una revista como PLOS decide publicar un editorial sobre la organización de desconferencias, la cosa cambia. Como dicen, la necesidad de los nuevos formatos se ve claramente cuando “las discusiones más estimulantes generalmente tienen lugar durante las pausas de café cuando los asistentes pueden interactuar entre sí y discutir diversos temas, entre ellos sus propios intereses de investigación, de una manera más informal, mientras que amplian sus propias redes profesionales“. 


Y así, con un formato diferente e informal en el que son los propios asistentes los que eligen y debaten los temas, el aprendizaje es mucho más potente dado que se da prioridad a la conversación frente a la simple presentación. El editorial se titula “Ten Simple Rules for Organizing an Unconference” y ofrece diez sencillos consejos para dar un paso adelante:


1. No todo evento puede ser una desconferencia. Si buscas interacción entre los asistentes, el grupo no es muy numeroso y pretendes crear un entorno creativo de discusión, no lo dudes. Pero ante un auditorio de 500 personas, tal vez no tengas otro remedio que recurrir al método tradicional. Eso sí, en un gran congreso hay sitio para todo: desconferencias, mesas redondas, etc.


2. Elige el formato adecuado. Desde el world cafe, al hackathon, los pechakuchas o incluso el modelo pecera… Todo es posible. Y si no te gusta un modelo prefijado, inventa uno propio.


3. Debes tener un objetivo claro. Sentarse con otras personas sin saber el tema principal o sin permitir que el tema sea compartido con los asistentes, puede acabar provocando que la desconferencia fracase.


4. Las presentaciones formales deben ser cortas y muy ágiles. Si el tiempo de debate lo consume una charla magistral, la inteligencia colectiva se quedará en la última fila, sin decir nada.


5. El diseño y ejecución del evento debe ser compartido con todos los asistentes. Es necesario que todos participen en la elección de temas, de ponentes, de sistema de discusión, etc.


6. Evita los entornos rígidos y crea un ambiente que facilite la participación y la conversación. Las barreras deben ser mínimas y el mobiliario y la disposición de las sillas debe favorecer la interacción.


7.  Debes confiar en los participantes. El éxito de la desconferencia depende de todos, ya que no hay un control directo sobre el evento. Además, dado que la asistencia es voluntaria, los asistentes asumen  que tienen una función mucho más activa que en otros eventos. Por si acaso, es útil tener ciertas fórmulas de dinamización de la conversación.


8. La comunicación es la base de la desconferencia, y además debe ser informal. Y si permitimos que todos los asistentes puedan opinar, es importante que dispongan de otros canales para mostrar su opinión, intercambiar ideas y escuchar a otras personas. Twitter es muy importante (proyectar el hashtag puede ayudar mucho), pizarras, hojas blancas grandes en las paredes y rotuladores, wikis o editores abiertos tipo Google Drive o Etherpad


9. Es tan importante el viaje como el destino. El aprendizaje colectivo permite que el propio proceso de intercambio sea tan rico como el conocimiento que se adquiere. Por ello, es esencial disponer de documentación, herramientas de intercambio, y permitir que la conversación se prolongue más allá del tiempo de la desconferencia.


10. Todas las ideas son útiles. Al igual que en los brainstorming, no se puede descartar ninguna idea ni opinión. Por eso es importante tener canales de comunicación para que cualquier persona pueda expresarse, en cualquier momento y de cualquier manera. Un dibujo, una palabra, un gesto, un vídeo, etc. ¡todo sirve!


Así que si vas a organizar un evento, un congreso o unas jornadas, prueba con una desconferencia. Ser diferente tiene su precio, pero el resultado merece la pena…



4 comentarios en “El fin de los congresos aburridos: ¿probamos con una desconferencia?”

  1. Sólo recordar que en la próxima reunión de la Sociedad Española de Epidemiología, el próximo mes de septiembre, se ha propuesto hacer alguna desconferencia. Esperemos que seamos capaces de llevarla a cabo… 😉
    ¿Quién se anima?

  2. Miguel, muchas gracias por este decálogo que, aunque sencillo, no siempre es fácil de aplicar en las reuniones y encuentros de nuestro sector. Innovar, y arriesgar, en los eventos de salud es una asignatura pendiente pero, como bien dices, tal vez la inclusión de desconferencias pueda ayudarnos a avanzar en la búsqueda de un formato más abierto, participativo y multidisciplinar. ¡Lo apuntamos! Un saludo.

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