Cuestión de extremos





En el mundo de la gestión sanitaria, los jefes tienen dos opciones extremas: orientación a resultados y orientación a personas. Lógicamente, lo óptimo es una mezcla: una gestión orientada a las personas, buscando crear equipo, motivando a los profesionales, pero también alineando los objetivos institucionales con los de cada grupo para así conseguir los resultados que se establezcan.


Existen directivos/jefes/gestores que sólo se orientan a resultados. Es decir, toman casi exclusivamente medidas, sin escuchar ni a los profesionales ni a los pacientes. Medidas que desmotivan, que no refuerzan comportamientos positivos y que consiguen que el gestor se convierta en un capataz y que el profesional “desconecte” de su institución al sentirse parte de un rebaño. 

Otros directivos deciden centrarse en las personas. Quizás a corto plazo cueste cumplir los objetivos, pero a medio plazo es mucho más sencillo alcanzarlos, sobre todo si se explican, comparten y adaptan previamente. Y además, los profesionales se sienten partícipes de la marcha de la institución. El problema es que trabajar codo a codo con los profesionales y los ciudadanos puede ayudar a comprobar que los objetivos institucionales no tienen sentido y se coloquen en un segundo plano. 

Paradójicamente, para algunos políticos, el jefe que se sólo centra en resultados y cumple objetivos, es un buen líder pese a que acaba siendo el adalid del “hamster health care“. El que sólo se centra en personas es un blando y un mal jefe, profesionales motivados pero sin cumplir con unos objetivos en los que nadie cree. Ironías de la vida… y del destino.

1 comentario en “Cuestión de extremos”

  1. Lo que comentas ocurre en la gestión de todo tipo de empresas, no sólo en el ámbito sanitario. Y en efecto, Miguel Ángel, la disyuntiva extrema de los directivos orientados a las personas o a los resultados recuerda un poco a la famosas e incompatibles teorías X e Y de Douglas McGregor sobre los empleados y el trabajo. Como (casi) siempre hay que regresar al clásico "Medium tenere beati" ("En el medio está la virtud"), que los anglosajones adaptaron como "Blessed are they who hold to the middle course".
    En fin, con respecto a algunos políticos ('jefes de los jefes') a los que citas, bien podría decirse muchas veces aquello del Cid Campeador: “Dios que buen vasallo si hubiera buen señor”…
    Casi siempre, por citar también a otro astuto político italiano, "manca finezza".
    Saludos y gracias por el post.

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