Que bonito nombre tienes



Uno de los temas principales en las conversaciones sobre el sistema sanitario en twitter y en la prensa especializada en salud (tanto online como en papel) es la reforma del sistema sanitario. Algunos difunden ideas, otros lanzan iniciativas que buscan cambiar algún aspecto del sistema, otros analizan experiencias de otros países, algunos (debieran ser más) evalúan experiencias recientes, otros opinan y reflexionan en voz alta, otros defienden el sistema público de sus enemigos (algunos imaginarios, otros muy reales, que casualmente están dentro)… Digamos que hay para todo.


Las corrientes críticas son casi constantes. Muchas con un trabajo previo muy importante, con datos, con evidencia, pero otras no tanto. Sin embargo, sin darnos cuenta, en ocasiones nos encontramos en el terreno del enfoque limitado, porque promovemos la polaridad: o blanco o negro. Y a partir de ahí a clasificar a todos en dos grupos: o conmigo o contra mi. Y además pintando de colores las respuestas: si respondes A, eres de una opción política; si respondes otra cosa que no sea A, eres de otra opción. Resultado final: que unos por otros acabamos generando una cizaña interna que no beneficia a nadie. 

La desesperanza y el desánimo se difunden en los grandes grupos, exactamente igual que la felicidad. Hace unos años en el BMJ hablaban precisamente de la difusión de la felicidad en los grupos, como si de un fenómeno colectivo se tratara. Quizás nos equivocamos de rumbo, o creemos que hay mil bandos, o nos centramos en las piedrecillas del camino para no enfrentarnos con la piedra que impide seguir caminando. Y preferimos buscar enemigos constantemente, antes que encontrar puntos comunes entre todos.


Una pregunta final que sirve de ejemplo: y si finalmente los tribunales detienen el proceso de privatización en la sanidad madrileña, ¿seguiremos trabajando para mejorar el sistema? ¿toda esa energía se volcará en una reforma real del sistema sanitario? Hay dos propuestas (una de AFEM y otra de las organizaciones sindicales presentes en la Mesa Sectorial) que no fueron aceptadas con algunas ideas que podrían ser desarrolladas, pero ¿serán papel mojado? ¿O seguiremos con enfrentamientos dialécticos?


El problema de los bandos o de los grupos enfrentados es que antes de dar la razón a los demás preferimos buscar mil motivos para discutir… 


Un comentario

  1. Me temo que seguirán los enfrentamientos y será muy difícil alcanzar un acuerdo

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