Jugando a las diferencias


Escuchando hace unos meses a Ricard Meneu hablar sobre que se puede hacer para mejorar el maltrecho sistema sanitario público, salió a relucir el tema de la variabilidad. Y en vez de utilizar “argumentos de salón” (es decir, alguno de los tópicos que salen en muchas conversaciones sobre servicios sanitarios), citó un documento de trabajo del Atlas de VPM, el titulado “Variabilidad en el tratamiento quirúrgico del cáncer de mama y de próstata“. Y claro, con evidencia todo es diferente.

Dicho documento presenta dos conclusiones muy claras:
– La mastectomía en cáncer de mama apenas presenta variabilidad entre todas las áreas estudiadas (más de 140 áreas de España).
– La prostatectomía en cáncer de prostata presenta una altísima variabilidad entre áreas.

¿Por qué tenemos esa variabilidad tan alta? El informe, tras descartar las diferencias de necesidad en la población estudiada (las tasas de tumores son similares), se centra en otro aspecto:

La mayor parte de esta variación parecería tener que ver con las expectativas infundadas sobre el cribado oportunista, la incertidumbre sobre el mejor tratamiento en estadios precoces y la escasa tradición de toma de decisión compartida con los pacientes.

Además, existe una relación clara entre renta y tasa de prostatectomías, que puede tener que ver con:

“(…) el acceso alternativo a cribado oportunista por lo que la información a los ciudadanos reduciría los riesgos asociados este tipo de intervención al tiempo que mejoraría la capacidad de los mismos para compartir la decisión sobre la cirugía”

Remedios contra la excesiva variabilidad existen muchos, pero el básico en el caso del cáncer de próstata sería una guía sobre diagnóstico y tratamiento que además fuera utilizada en todos los servicios de salud. La guía existe (podéis verla en GuiaSalud), pero ¿la usan todos los profesionales y centros sanitarios?

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1 comentario en “Jugando a las diferencias”

  1. La pregunta que comentas ("La guía existe, pero ¿la usan todos los profesionales y centros sanitarios?") es una de las grandes preguntas de la medicina. Guías y escalas clínicas existen cientos, miles, pero la dificultad es que la gente las use.

    Hay estudios, por ejemplo, sobre las escalas de riesgo cardiovascular o de uso de TAC en los traumatismos craneoencefálicos leves, en los que la conclusión de los autores acaba siendo "que usen la que quieran, pero que usen alguna".

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