¿Qué quieren los pacientes?



Partiendo de la teoría económica, el mercado de bienes y servicios de salud es imperfecto, nos guste o no. ¿A qué nos referimos con dicho adjetivo? Existe una gran asimetría en la información, hay incertidumbre por parte del paciente que debe aceptar la ayuda para su toma de decisiones de un profesional experto en salud. En un mercado perfecto, la información fluye y el consumidor decide por si mismo, pero en la salud esto no suele ocurrir ya que el paciente y el profesional no tienen la misma información, y se necesitan. De hecho, para el profesional y para el sistema sanitario es clave saber que opina y que prefiere el paciente.


Dicha asimetría en la información y también en los deseos, se aplica igualmente a los servicios sanitarios. De hecho, en un reciente artículo de JAMA firmado por Allan S. Detsky y titulado “What patient really want from health care“, se enumera que es lo que el paciente pide, según la prioridad que le asigna. Pero no siempre lo que el paciente valora positivamente es lo que el sistema prioriza.

Así, las preferencias más importantes que el paciente pide a su sistema sanitario son:
– Estar sanos y curarse cuando están enfermos.
– Atención en el momento adecuado, sin demoras.
– Amabilidad.
– Certeza en el diagnóstico y tratamiento por parte del profesional.
– Continuidad, elección y coordinación.
– Habitación individual.
– Que no haya costes inesperados o extraordinarios (en España, que todo sea gratis).
– El mejor profesional (por ello en USA son tan habituales los rankings de médicos y hospitales).
– Medicamentos y cirugía. El paciente quiere tratamientos que no suponga cambiar los hábitos, es decir, opciones cómodas.

Las preferencias de segundo nivel, es decir, con menor prioridad:
– Eficiencia. Para el paciente, la eficiencia es no perder el tiempo y que todo se haga rápido. En el sistema sanitario, el concepto es algo diferente.
– Estadísticas y datos agregados. El paciente medio es importante y la evidencia y los conocimientos científicos, pero lo que más importa al paciente es como le afectará el tratamiento. Por eso valora más el testimonio de otro paciente antes que una tabla con datos e indicadores.
– Equidad. La equidad sólo se recuerda cuando los servicios sanitarios no están cerca. Pero cuando son accesibles y de calidad, la equidad se diluye.
– Conflictos de interés. A priori el paciente debería sospechar bastante de un profesional que prescriba medicamentos o tratamientos por la presión de la industria, pero no suele importar mucho. 

El artículo comenta también dos factores con muy baja prioridad, como son los datos de coste real (tipo factura sombra) y el porcentaje de gasto en salud sobre el PIB. Tal y como comentábamos antes, dicho porcentaje solo preocupa cuando algo falla, si todo va bien desde el punto de vista individual y comunitario para el paciente, dicha cifra no importa al paciente ni a la sociedad.


Y en España, ¿qué importa al paciente?

14 comentarios

  1. Buena entrada…. Y mejor vídeo!!!

  2. Esa es la pregunta Miguel, ¿ qué es lo que le importa a nuestros pacientes ?. ¿Hay algún estudio similar en nuestro ámbito de actuación ? ¿Sabemos que les importa a nuestros pacientes ?

  3. Sabemos que piensan de lo que hacemos, pero no se si alguien les ha preguntado que quieren o necesitan…

  4. Enhorabuena por la entrada, pero yo tambien pregunto ¿que está dispuesto a aportar el paciente? y no solo me refiero a tema económico.Cada uno tenemos nuestras prioridades y lo nuestro es lo primero. Aqui dejo la reflexión

  5. Y la siguiente pregunta resulta inevitable ¿Estamos dispuestos a darles lo que nos piden?

  6. Excelente maifriend! MAgnífica. Pero estoy con TMartinez, qué estamos dispuestos a hacer los pacientes (todos lo somos, médicos, economistas, enfermeros…) sabemos esperar para que atiendan al de delante igual que al de detrás? Exigimos que nuestros médicos, enefemeras y personal sanitario no tengan sobrecarga laboral para poder atendernos como merecemos?

  7. Hola
    Pues a mí no me sorprende nada que al paciente no le preocupe la presión de la industria sobre su médico. Quizá soy ingenua pero cuando fui paciente de un médico al que todos asociábamos con un medicamento porque sus ponencias sobre sus bondades eran bien conocidas, siempre pesó más mi total confianza en él. Estuve segura de que si me lo prescribía era porque era lo adecuado.

  8. Y si la factura importa un pimiento ¿para qué gastar recursos en informar sobre ella?

  9. Definitivamente, la realidad de la política y la gestión sanitarias poco o nada tienen que ver con lo que perciben y esperan los pacientes del sistema sanitario. Curioso XD

    Estoy de acuerdo con TMartinez y Laila. Como siempre, aunque sea más fácil de decir que hacer, la respuesta está en el analizar las cosas con objetividad e informar de los por qués a la gente. Además del hecho de que cuando uno está enfermo le importa un pimiento otra cosa que no sea uno mismo, también creo que hay una dosis de desconocimiento de la magnitud real que tienen esas cosas a las que no dan tanto crédito.

    Las estadísticas pueden parecer aburridas o difíciles de entender, pero están hechas para algo y con unos cálculos que están hechos para mirar "the bigger picture", como dicen los angloparlantes. Solo porque sea más accesible la experiencia personal del vecino, no significa que sea verdad. Y para que esto cale hondo, yo creo que lo ideal es que la gente sepa de qué van las estadísticas y cómo funcionan, y no ser solamente bombardeados con datos y más datos que no saben por qué son así.

    Tres palabras: Educación y Sanidad.

  10. Perdón, "potenciales pacientes" somos todos: no hay representación.

  11. Básicamente yo diría que no parece haber diferencia entre el paciente de EEUU y el paciente español.Existe una tendencia a informarse sobre el médico más cualificado pero quedarse con el médico que le han asignado ya sea por vergüenza (¿cómo voy a cambiar de médico, qué pensará el mío actual?) o por comodidad y costumbre (cercanía al lugar de residencia, conocimiento del centro de salud y hospital, etc.)
    En cuanto a tratamientos, hay una cosa que sorprende, al menos en el campo de la hipertensión pulmonar. Desde el punto de vista de los pacientes, tenemos una percepción muy positiva del uso de ciertos medicamentos (prostanoides) que está muy por encima de los datos positivos que arrojan los estudios clínicos y meta-análisis. En este caso, la experiencia de la mejora de la calidad de vida es muy superior al estudio frío de las cifras.
    En cuanto a la necesidad de contar con una atención sanitaria con plazos de espera que sean razonables y que no pongan en peligro la vida del paciente (pruebas oncológicas que tienen lista de espera de meses, por ejemplo), yo creo que es una prioridad que se pone por delante incluso de conservar la salud y la medicina preventiva.

  12. Buenas noches.
    La siguiente pregunta me resulta inevitable: ¿y cuánto están dispuestos a pagar para obtener todo lo que quieren??

    Muchas gracias.
    Reciban un cordial saludo

  13. Una cosa es estar dispuestos a dar lo que quieren los pacientes y otra que eso sea posible.

    – No todo se puede curar. Las enfermedades siguen matando.
    – Para que no haya demora alguna los profesionales deberían estar como en las tiendas esperando al cliente, si llegan más clientes, más empleados. ¿Cuento costaría eso?
    – Amabilidad. Sí, se puede ser amable. Y sin embargo te saca de las casillas que alguien no te crea cuando le aconsejas algo tan sencillo como "le convendría hacer ejercicio" "no, a mi el ejercicio me viene mal, ustéd no sabe nada".
    – No hay siempre diagnósticos de certeza ni se puede acertar siempre a la primera. Unos vómitos de dos semanas de evolucción puedes tener desde un cavernoma en puente cerebral a una intoxicación. No se acierta siempre y no siempre se sabe el origen de todo. Ni el mejor médico lo hace.
    – Continuidad, elección y coordinación. ¿Qué siempre te atienda el mismo médico, poder elegirlo y que él se cordine con los demás profesionales? Y que nunca tenga vacaciones ni le pongan un sustituto por una baja.

    – Habitación individual.Eso no es cosa de los profesionales sanitarios.

    – Que no haya costes inesperados o extraordinarios (en España, que todo sea gratis). Me temo que no es cosa de los profesionales sanitarios sino de cuanto estamos dispuestos a pagar.

    – El mejor profesional no puede atender a todo el mundo. Puedes conseguir mejores profesionales dando mejor formación, exigiendo más en ella. Pero luego no me vayas a dar una plaza MIR acertando 40 preguntas de 250 con 5 opciones de respuesta cada una. A eso se le llama mala suerte.

    – El paciente quiere tratamientos que no suponga cambiar los hábitos, es decir, opciones cómodas. Pero la mejor medicina sigue siendo buena dieta y buenos hábitos. Lo siento pero es así. Luchamos contra lo que el paciente quiere y las empresas farmacéuticas están dispuestas a dar: la cura para todo en un comprimido. Así hay desde fármacos contra la mala leche o suplementos nutricionales contra el fracaso escolar.

    – Para que todo se haga rápido, todas las pruebas al instante, debe haber profesionales de brazos cruzados esperando a que lleguen pacientes o poner más profesionale en cuanto haya una mínima espera.

    – El testimonio de otro paciente puede tener la misma validez que las fotos de Antes y Después de los anuncios de Teletienda.

    – Para que todo esté para todos y al alcance de todos necesitas un cirujano plástico en cada centro de salud y no es posible. Habrá que trasladarse a un centro más grande y lejano.

    – Conflictos de interés. El conflicto de intereses está en que la formación la paga la industria farmacéutica y no el sistema. Si el sistema se hiciera cargo de la formación médica probablemente podrían eliminarse otros incentivos. Lo que dan las farmaceúticas son libros, hoteles en un congreso, inscripciones…

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