El mito de la participación


La participación del usuario cada vez es más importante en la definición de estrategias, puesta en marcha de proyectos, etc. en los servicios de salud y centros sanitarios. Tanto los pacientes individuales (que poco a poco tienen voz en los consejos de dirección) como las asociaciones de pacientes (a las que se consulta periódicamente) suelen ser interlocutores en muchos procesos para conseguir que el usuario final también pueda aportar sus ideas, sobre todo después de una época en la que se escuchaba muy poco al paciente, excepto en el caso de reclamaciones, quejas o denuncias judiciales.

Sin embargo, ¿afecta al profesional la puesta en marcha de un plan de fomento de la participación del paciente en su centro de trabajo? ¿Existe algún cambio en su actitud, conocimiento o en su trabajo diario?

Lo lógico es que el diseño y desarrollo de un plan institucional acabe afectando a la institución y a sus profesionales, principalmente si el plan ha sido elaborado con su participación. Y eso midieron en un estudio realizado en Noruega en tres hospitales psiquiátricos, cuyo resultado se recoge en el artículoEffect of an institutional development plan for user participation on professionals’ knowledge, practice, and attitudes. A controlled study“.

El estudio se  realizó utilizando dos hospitales como controles y realizando la intervención en un hospital. Dicha intervención incluía un plan de formación dirigido al paciente, una oficina de atención al usuario, la asignación de un profesional de contacto en cada caso, mejora de la información del centro dirigida al paciente, etc. ¿Y que ocurrió?

Las conclusiones son muy claras:
This is the first controlled study on the effect on professionals from implementing a development plan to enhance user participation in a mental health hospital. The plan had no effect on professionals’ knowledge, practice, or attitudes. This can be due to the quality of the development plan, the implementation process, and/or the suitability of the outcome measures.

En una organización tan compleja como la sanitaria, no podemos pensar siempre que con un plan de mejora o con la incorporación del paciente en muchos procesos, se va a cambiar la cultura y los profesionales van a modificar su actitud o su forma de trabajar a corto plazo. El cambio cultural es algo que requiere años y muchas veces debe ir acompañado de un proceso de cambio social importante. 

No obstante, como siempre, hay estudios para todos los gustos, con resultados consistentes en mejoras en determinados procesos o incrementos en la satisfacción de los pacientes.  Así que, aunque la organización tarde en cambiar, tal vez la participación del paciente sea una de las semillas que ayude en dicho proceso. Lento pero seguro… 

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