Eficiencia: no hay nada como tú



Hace más de un año, en Gestión Clínica y Sanitaria, Juan del Llano firmaba un editorial imprescindible: “Eficiencia, equidad, prioridades y objetivos de política sanitaria“. No vamos a comentarlo entero en esta entrada (lo mejor es que lo leáis), pero creemos que hay ciertas reflexiones que conviene refrescar para aportar algo más al actual debate reformista alrededor del sistema sanitario.


Los 3 grandes grupos de soluciones que plantea Juan en su editorial son bastante conocidas, pero no por ello deben silenciarse por obvias:
– Mejora de la eficiencia del sistema sanitario. Abandonar la medicina defensiva, uso de guías y protocolos, incorporación de nuevas tecnologías basada en la evidencia, etc.
– Incentivar al paciente a usar los servicios que realmente necesite “al margen de modas inducidas”.
Tener claro si el gasto sanitario está realmente en consonancia con los resultados en salud que se obtienen. ¿Cual es el problema de nuestro sistema? Lo dice muy claro Del Llano, el problema está en: 

…la burocracia defendiendo su status y los lobbies con sus intereses corporativos, que muchas veces van en primer lugar en sus prioridades, por delante de todo lo demás. Además, tanto los gobiernos autonómicos como locales con sus comportamientos, entendibles desde un punto de vista político pero totalmente ajenos al marco de una actuación eficiente.

Si las diferentes administraciones (central, autonómica y local) no dependieran de elecciones ni vivieran “asustados” por la opinión pública y por las portadas en los medios de comunicación, ¿tomarían las mismas decisiones en materia de política sanitaria? ¿Seguro?


Y si avanzamos un poco más: ¿cuales son los servicios básicos que deben financiarse por el sistema público? ¿Que es un servicio sanitario esencial? No podemos olvidar que la protección de la salud es mucho más que el puro servicio sanitario, que aún muchos creen que todo se basa en más hospitales, más centros de salud y más equipamiento.

4 comentarios en “Eficiencia: no hay nada como tú”

  1. Hombre, justo acaba Mariano y los suyos de ganar , y ya estás recortando la cartera de prestaciones? XD El problema es que el usuario público, el votante, el manifestante, quiere todo lo que ya ha tenido hasta ahora en su sistema de salud local. Suponiendo que pudieses alinear gerencia y médicos entre sí, además cuesta un dolor "quitarle" cosas a la gente. Pero seamos positivos: empieza la semana, la era y los de Goldman Sachs han perdido el vuelo (o no).

  2. ¿Por dónde empezamos a recortar? …. ¿qué estamos dispuestos a pagar? ….
    Cosas que me han "cuajado" cuando las he leido:
    -Sustituir a los médicos de atención primaria por enfermeras ….
    -Pasar las competencias de Sanidad y Educación al estado central ….

  3. Yo también veo muy claro que tener 17 sistemas de salud y educación multiplican los gastos y los problemas, además de provocar desigualdades que en algunos casos son vergonzosas.
    Por otra parte, los ciudadanos no están dispuestos a renunciar a nada, puesto que el manido "paesopago" es lo primero que van a esgrimir. Máxime cuando hasta ahora lo han tenido gratis o casi.
    Por otro lado, tendemos a valorar algunos servicios por lo que nos cuestan en euros, en algunos casos cuanto más nos cobran mejor, ¿por qué somos tan incongruentes?
    Por mucho que se esfuercen los gestores sanitarios, mientras la reorganización de los recursos no vaya paralela a la educación de los usuarios para su aprovechamiento óptimo poco podremos avanzar.
    Perdón por la extensión del comment, casi te he hecho un post, jeje!!
    Abrazos!!

  4. Hola, hace tiempo escribí dos entradas sobre ¿por donde empezamos a cortar? y "alternativas al 5%" pero no se que decir ante la falta de respuestas… es como si todo dios fuese a gusto en la burra y esperase a que le recorten a los demás..

    En mi medio se habla mucho de lo delas 25 horas de actividad lectiva en educación por ejemplo o de las cafeterías de la zona de las consejerías…

    En fin, es como lo de los errores en la atención sanitaria; no se pueden afrontar si se piensa que no se cometen.

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