Las consecuencias de hacer las cosas mal


Ojalá tuviéramos algo así en España, que envidia… Leemos en Financial Times que la Care Quality Comission inglesa ha publicado los resultados de la evaluación que ha realizado a todos los hospitales y áreas de atención primaria dependientes del NHS. Seguro que muchos se lo imaginan así: típico informe “tocho”, de 500 páginas, sobre indicadores poco útiles y que acaba en la mesa (disco duro) de alguien… Pero en Inglaterra hacen las cosas de otra forma.

Tras dicha evaluación (que es pública y puede leerse en internet), un total de 47 organizaciones han sido advertidas para que cambien sus resultados antes de abril o la Comisión tomará medidas que pueden conllevar sanciones, como avisos públicos, multas, o incluso el cierre de algún servicio.

Los criterios que utilizan también pueden consultarse en la web, y se centran en aspectos de calidad asistencial y en aspectos de sostenibilidad financiera. La calidad se distribuye en indicadores de seguridad, efectividad económica y clínica, buen gobierno, centrarse en el paciente, cuidados adecuados y accesibles, infraestructuras y salud pública.

¿Alguien se lo imagina en España? ¿Un informe público que compare todas las organizaciones sanitarias en base a criterios de calidad? Al menos tendríamos más información clara y comparable sobre lo que hacemos y como lo hacemos, y de esta forma podríamos compararnos con los mejores, que es la mejor forma de aprender. Y el que lo haga mal…

4 comentarios en “Las consecuencias de hacer las cosas mal”

  1. Los anglosajones son muy amigos de hacer públicas listas de todo tipo para que juzgue todo hijo de vecino. Tradición protestante. No me parece mal si en realidad los hospitales se ponen las pilas y realizan las mejoras. Aquí no creo que hagan algo parecido, pero por soñar…

  2. Muchos servicios necesitan un buen "tirón de orejas", para que se den cuenta que no se están haciendo las cosas bien…, pero eso sí, muchos trabajos de investigación para demostrar lo buenos que somos, la mayoría sesgados. La realidad es otra.

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