Informe Abril: 17 años después

La edición online de El Pais publica un interesante artículo de Jesús Villar (coordinador de la Red de Investigación Traslacional en Disfunción Orgánica en el Hospital Universitario Doctor Negrín e investigador asociado del Keenan Research Institute del St. Michael’s Hospital en Toronto) bajo el título “El hospital enfermo“.

El análisis es duro pero muy cierto: gestores poco involucrados con el hospital y con sus profesionales, poco formados y sin una visión clara de la complejidad de las organizaciones que dirigen; responsables de servicios médicos elegidos a dedo entre los profesionales menos problemáticos o más “afines a la dirección del hospital”; profesionales desmotivados por un sistema rígido que no les incentiva adecuadamente.

¿Y cual es el problema principal? Hace ya unos cuantos años que una Subcomisión del Congreso de los Diputados publicó el llamado Informe Abril (1991) en el que ponía patas arriba todo el sistema sanitario español, con medidas drásticas que garantizaban la supervivencia del sistema a largo plazo, proponiendo cambios en temas como recursos humanos, cambios en el mercado, etc.

Como decía el editorial de El País del 29/09/1991, “sería lamentable, en todo caso, que no se profundizase más en el análisis del informe y todo el mundo -responsables públicos, colectivos profesionales y sociedad- se diera por satisfecho con el debate superficial que se ha producido hasta la fecha. La sanidad pública es un problema que no admite demoras”. El carácter rompedor del informe provocó que los sindicatos desenterraran el hacha de guerra y que el propio Congreso “ocultara” el informe.

Las principales propuestas de aquel informe se encuentran resumidas y comentadas en el artículo de E. Spagnolo publicado en 1993 en Medicina Clínica y titulado “Análisis y comentarios en torno al Informe Abril Martorell”. Entre las propuestas de dicho informe están las siguientes:
– Dotar a las unidades de provisión de servicios de una verdadera autonomía financiera y patrimonial, facilitando su funcionamiento con principios ajustados al derecho privado.
– Cambiar el marco de las relaciones laborales mediante la progresiva laboralización del personal, el desarrollo de la carrera profesional y la introducción de mecanismos de motivación e incentivación.
– Ampliar el recurso a la contratación externa, tanto para las actividades complementarias a la principal (hostelería, mantenimiento, etc.) como servicios complementarios de mayor complejidad.
– Introducir el enfoque global de calidad en el servicio.
– Introducir el principio de participación del usuario en el coste de las prestaciones, incluidas las básicas. La Comisión percibe este principio, más que como una fuente adicional de financiación, como raíz de responsabilidad y base de facturación.
– Extender la participación en el coste de los fármacos a la población actualmente exenta (pensionistas) y estudiar la posibilidad de sustituir la exención actual por el pago con reembolso a posteriori.
– Incentivar la prescripción racional, suficiente y de bajo coste a través de medidas de divulgación e información y aquellas otras, incluso de carácter económico, que resulten convenientes.

Tal vez ahora sea el momento de retomar las principales conclusiones de aquel Informe, ya que 17 años después, muchas ideas siguen siendo totalmente vigentes. ¿Miedo? ¿Resistencia al cambio? ¿Corporativismo? Ahora es el momento de volver a trabajar duramente a medio y largo plazo, el sistema depende de todos…

Carme, gracias por el artículo y la idea.

2 comentarios

  1. ¡Oiga amigo! ¡qué bien suenan esas propuestas de sesudos analistas de despacho!… y como estamos de oferta yo le propongo otras. Que ya sabemos que el sistema depende de "todos", pero a veces parece que se pretende que dependa más de unos que de otros:

    >- Cambiar el marco de las relaciones
    > laborales mediante la progresiva
    > laboralización del personal, el >desarrollo de la carrera profesional y >la introducción de mecanismos de >motivación e incentivación.

    Lo de la laborización suena muy bonito. ¿Pero no querrá usted decir precarización?. Puestos a quitar funcionarios quitemos a los de las adminsitraciones públicas que hacen estas recomendaciones y contratemos a consultores de McKinsey. A mí me gusta ser médico "laboral", como los médicos en USA. Pero vaya, los de USA ganan unos sueldos mucho mayores que el nuestro. Me apunto a lo último. ¿Usted no?.

    Empiece a dar condiciones laborales dignas y de pais desarrollado y luego hablamos de "laborización".

    >- Introducir el principio de
    > participación del usuario en el coste >de las prestaciones, incluidas las >básicas.

    Eso, que el sistema depende "de todos". Yo le propongo algo mejor: elimine el privilegio de las castas (funcionariales) de eludir la sanidad pública (MUFACE, ISFAS y derivados). Que las clases privilegiadas utilicen la sanidad pública al igual que el obrero. A lo mejor así le dedican más fondos e interés.
    Elimine el "two tier system" y entonces empezamos a hablar de copagos.

    > – Extender la participación en el coste de los fármacos a la población actualmente exenta (pensionistas) y estudiar la posibilidad de sustituir la exención actual por el pago con reembolso a posteriori.

    Eso, pongamos al abuelo en la disyuntiva entre dejar de tomar su "lalalá" (adalat) o tomar comida enlata del Lidel. Cualquiera de las dos le subirá la tensión. Y mientras tanto introduzca vacunas de eficiencia no demostrada contra "el cancer de útero" en el calendario vacunal. ¡Y gástese millones en ello, que la salud de nuestras hijas está en juego!.
    Le propongo algo: elimine de una vez por todas el absurdo modelo de "una receta una caja", permita la receta multiprescripción de crónicos y a lo mejor controla la acumulación de cajas de medicamentos en casa de los viejos. Suba las pensiones a los ancianos más pobres para que dejen de convertirse en pobres funcionales. Y entonces hablamos si quiere de que los viejos paguen sus medicamentos por adelantado.

    > – Incentivar la prescripción racional, suficiente y de bajo coste a través de medidas de divulgación e información y aquellas otras, incluso de carácter económico, que resulten convenientes.

    Le lanzo una inocente propuesta: en vez de gastar esfuerzo y dineros en tratar de que sus médicos receten genéricos elimine de la prestación farmaceútica los fármacos "me too". Elimine la prestación de fármacos de dudosa eficacia terapeútica (según sus propios boletines farmacoterapeúticos). Primero deje de hacerle el juego a farmaindustria con un vademecum racional y luego hablamos de prescripción racional.

  2. Se agradecen los comentarios largos, ya era hora!

    Creo que no se ha entendido bien el hecho de citar el informe ese de 1991 para referirme a la necesidad de una reforma de raiz, a un cambio de estructura, y creo que los cambios que propones (muy utiles) son mas de tipo coyuntural y puntual.

    La laborización que proponian en 1991 era mas de acercar el modelo a USA o a UK antes que precarizar el sistema. No era pagar menos o dar peores condiciones, era mas bien mejorar el sistema retributivo haciendolo mas objetivo, era evitar que la rigidez del sistema funcionarial pusiera en peligro la atención al paciente.

    Perfecto si quitan Muface. El otro dia lei un articulo de Juan Gervas en el que hablaba de que era vergonzoso que los que gestionan y atienden en el ambito sanitario tuvieran MUFACE, cuando no es cierto ya que el personal estatutario (95% de los trabajadores de la sanidad) tiene la sanidad publica como unica eleccion.

    En cuanto a las medidas farmaceuticas, son medidas que podrian tomarse hoy mismo, que no dependen de un cambio de sistema, sino que dependen de un cambio puntual. Tal vez el problema sea la dependencia brutal de la industria farmaceutica, tanto de los gestores que deben favores como de los medicos/enfermeria/etc que cambian sus habitos por algun tipo de estimulo en forma de viaje. Un ejemplo, el otro dia estuve en la comision de farmaciua de mi hospital y era algo triste comprobar como algunos pretendian incluir medicamentos sin mucha utilidad pero acompañados de mil estudios y analisis, y siempre carisimos!

    Aquellos sesudos expertos de 1991 preferian unos cambios radicales y dejar de parchear. Tal vez fue una propuesta agresiva pero con el tiempo muchas de sus ideas se han ido aplicando en el dia a dia. Ademas, hay que entender aquel momento para la sanidad (insalud jovencito, con una herencia importamnte del INP y mucho funcionario mirando el techo sin hacer casi nada).

    En rfesumen, lo unico que queriamos era poner los contadores a cero y empezar de nuevo, con nuevas ideas y dejando de lado las viejas estructuras que hacen agua en algun caso.

    Y por mi parte, adelante con medidas como las que propones. Lastima que yo no sea politico, mi trabajo no me permite decidir, solo hacer, que en ocasiones ya es bastante 🙂

    Gracias por todo. Saludos
    Miguel

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